Constelación, el ojo de Horus, una lágrima, un rayo, la palabra Fe, Punto y coma (pensando en el afán de superación), flora ahogada, "ríe luego", fases lunares, código de barras.
Un triángulo equilátero, pájaros, un corazón, una inicial, tu signo del zodiaco, una mariposa, una cruz. ¿C14force?, la palabra Error, el nombre de una canción.
La lista es inconmensurable aunque el espacio parezca escaso.
Es la tendencia que hoy nos encontramos inmediatamente desde hace seis años, sumando nuevas formas y sentidos a los tatuajes.
Desde la realización de esta ponencia en 2023, el fenómeno de los tatuajes en cuello y rostro ha experimentado un crecimiento exponencial, especialmente en el conurbano bonaerense, donde se ha convertido en una expresión cultural arraigada en la identidad juvenil y las dinámicas urbanas.
Influenciado por el auge del trap, el hip-hop —géneros nacidos en los barrios del Gran Buenos Aires durante los años 2010— , pero también por ídolos musicales, influencers o futboleros, este estilo visible ha proliferado como un acto de rebeldía y autoafirmación, trascendiendo las barreras sociales y laborales. Tatuajes ya no solo como adornos sino narrativas que se tejen en la piel.
“Ganar la calle, ganar la piel” resuena como un grito de autonomía, donde el músculo platisma —que une el cuello a la mandíbula— se transforma en un territorio de expresión, con artistas como Duki, Cazzu o L-Gante que reflejan un espejo de su consagración y lucha.
“Que el sistema no me diga” encapsula esta resistencia: un acto de romper con las expectativas sociales, donde el tatuaje facial se convierte en un símbolo de superación frente a prejuicios laborales.
La cultura popular, según Néstor García Canclini, se entrelaza aquí con prácticas subalternas que, aunque a veces dialogan con otras clases, mantienen su esencia independiente. “Los productores populares se desarrollan independientemente del poder y este no puede más que admitir su existencia paralela” sugiere un proceso creativo que desafía la hegemonía, convirtiendo el cuerpo en un espacio de invención.
Por su parte, Michel de Certeau ve en estas marcas un acto transgresor, una reescritura del cuerpo que desafía las normas establecidas. Parafraseando un viejo ejemplo, sería igual a la imagen de Billy Joel en *Glass Houses*, donde una piedra rompe la ventana, simbolizando esa ruptura creativa.
Estudios recientes, como el de Voices! (2025), revelan que el 27% de los argentinos planea tatuarse en los próximos 12 meses, con un liderazgo notable entre mujeres jóvenes de 18 a 24 años en Buenos Aires y alrededores, donde los diseños visibles se multiplican como homenajes emocionales o símbolos de pertenencia.
Otro análisis en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), publicado en Interdisciplinaria (2020), confirma que los más jóvenes perciben estos tatuajes no como estigma, sino como una moda perdurable y expresión cultural, con una prevalencia casi equitativa entre géneros (51% hombres vs. 49% mujeres), rompiendo con prejuicios generacionales.
Artículos como el de Clarín (2019) destacan cómo el trap argentino, con sus figuras impulsaron sus tatuajes faciales desde el conurbano hacia el mainstream, transformándolos en un "territorio desafiante" que gana la calle y la piel.
Esta tendencia, documentada también en revistas como Elle (2022) y eventos como Tattoo Fest BA, refleja un cambio social profundo: de lo marginal a lo cotidiano, con diseños como constelaciones o frases inspiradas en la superación que marcan no solo el cuerpo, sino identidades en evolución.
Conclusión: Un arte que invita al diálogo
“Así y todo, los testimonios de los artistas e influencers realizando sus definiciones a partir del hacer por fuera del sistema, dan cuenta de que, por ahora, no hay una sola razón para este fenómeno.”
Este mosaico de voces invita a reflexionar, un reflejo de identidades que se construyen más allá de las normas impuestas. Byung-Chul Han, en 'La desaparición de los rituales', añade que este acto de tatuar, aunque nace como resistencia, corre el riesgo de ser absorbido por la hipercomunicación y el mercado, transformándose en un fenómeno casi publicitario que exhibe más que oculta.
Sin embargo, en su origen, sigue siendo un ritual que desafía la transparencia de nuestro tiempo. Compartir tu perspectiva en los comentarios de mi blog
Referencias
[1] García Canclini, Néstor. ”¿De qué hablamos cuando hablamos de lo popular?”Punto de Vista, 1984.
[2] De Certeau, Michel. La invención de lo cotidiano. Athenaica digital, 2003.
[3] Geertz, Clifford. La interpretación de las culturas. Barcelona, 1983.
[4] Didi-Huberman, Georges. Ante el tiempo. Madrid, 2010.
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BorrarAcá Bruc Truc ¿Hay una técnica moderna para borrar tatuajes? ¿Al alcance de cualquiera? El semiólogo italiano Massimo Leone investiga esto del rostro...
ResponderBorrarhttps://elucabista.com/2023/01/13/massimo-leone-semiologo-italiano-diserto-en-la-ucab-sobre-tecnologia-y-humanidad/
ResponderBorrarMuchas gracias
BorrarSobre el tatuaje en la cara: "Algo en mí no se serena..."
ResponderBorrarBuen enfoque Adrián, abrazo
ResponderBorrarOtro
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