lunes, diciembre 18, 2023

Anticuerpos


 

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"Ya fue todo", dice sin creérselo demasiado porque sabe en realidad que esto es el principio "de tiempos interesantes", parafraseando a la fatídica maldición china: "Ojalá te veas arrastrado por la espiral de acontecimientos que te toque vivir y no tengas ni un segundo de paz." Clarísimo. 

"No sé negro. Toda la semana me esfuerzo por esquivar pensar sobre lo que se viene, pero de golpe me veo sugiriendo "hacer silencio, perfil bajo". El otro día vino el pibe de la biblioteca con lágrimas en los ojos y me dice "tengo dos hermanos desaparecidos, ¿cómo van a pensar que todos los que se llevaron ponían bombas? Eran repibes", me describió destrozado. Días de rogar clemencia frente a tiktokeros desatados.

Ayer mientras una tipa compraba verdura, hablando de si misma casi canchera tiró: "porque yo soy donante". Fue automático, me miré con otra vieja, quien sabia le sugirió: "mejor dígalo en voz baja". Cautela frente a lo que viene.

Mientras tanto, no hay caso, o se escribe de corrido como enseña el ChatOpenAI o así, en grageas. 

Medio inconexo y cuasi bajón. 

En algunas circunstancias lo veo a Walsh justificando el abandono de la lapicera por cuestiones de fuerza mayor. ¿Cómo priorizar un cuento o un artículo de investigación si te mataron a tu piba?. 

Y más allá de su experiencia o lo extremo ¿para quién escribir hoy? 

¿Alguien en la sala con ganas de leer a potenciales invisibilizados? 

Especulemos un poco ¿por qué se escribe? 

- Para no olvidar, tiraba Alan Pauls

- Para respirar, soltaría alguien más romántico.

- Para morfar, sería seguro el argumento de Burgess


Yo en el umbral de los sesenta añitos ya sé que no tengo el linaje que me acerque a tales argumentaciones. Los árboles me salieron torcidos, los hijos exacerbando desemejanzas y los libros siguen sin ser escritos.




En todo caso, más que la gimnasia la cosa pasa por qué decir. ¿Qué valdría la pena refrendar un dieciocho de diciembre, post temporal, luego del Javo rambo en Bahía? 

Pausa de catarsis: la semana pasada, después de la panzada de anuncios de Toto Caputo y sus medidas asesinas, asomó Milei con anteojito de Harry Potter llevándole calma a los privados. Siempre priorizando look para enfatizar contenidos dañinos. Él y los miembros de su Arca.

Hoy la divorciada de Rago desde su ministerio Capital Humano (ah el Capital, siempre el Capital) recuperó aquel principio menemista "Ramal que para, ramal que cierra" transpolándolo a los planes. "Planero que corta, planero que no cobra".



Y yo quisiera que algún verano fuera con ese halo de magia estilo Favio cual "fuiste mía". Hace varios meses encontré una postal de mi viejo a mis abuelos de sus primeras vacaciones peronistas, celebrando su estadia en Córdoba. Se ve que era pibe y contaba con entusiasmo su viaje iniciático. 

Bueno, yo quisiera que los veranos recuperasen esa alegría.

Alegría, cómo les jode la alegría. La que no está en los planes de nadie. La de los brutos. Román está feliz y Macri, gato.

Hoy se celebra Qatar y la Tercera y en 24 o 36 horas, serán los cinco millones de argentinos en la calle. Cuanta mierda pasó para sólo 365 días. De hecho en casa nos preguntábamos ¿Qué nos deparará el 18 de diciembre del 2024? Tengo miedo nene.



Y en esto de escribir porque me place digo que Messi y la selección fueron cagones. No incomodaron al jefe en las sombras y ningunearon a Alberto. Yo los acuso por su falta de compromiso político. Hasta el Pato Fillol frente a Videla fue más honorable y tuvo un gesto, sin eludir el lógico protocolo de estar ante la presidencia y mostrar cierto rechazo (cuentan que el arquero le negó el saludo) Supongamos que no fue así. ¿Pero esquivar la Rosada después de ganar? Eso no se hace Leo. Macho sos Messi. Y no quisiste quilombos. 

Por eso también se lo extraña al Diego. Por comprender. Por tomar partido, siempre de la vereda de los desafortunados. ¿Qué hacemos enano con los pibes de Malvinas ahora que sos socio-empleado de Beckham? y seguís únicamente a Mauri entre los políticos argentinos?

Bueno, ya está la descarga (ni literaria). Del Kun qué decir, si hasta coincide con el financiamiento libertario.  


Mientras tanto a recorrer las calles. A repensar las preguntas. A no sobreexponer el pellejo (tampoco ser ingenuo o tonto y dejarse fajar al pedo) A escuchar historias, titubeos, a valorar a los nuestros. Ojo, sin grandilocuencias.

Y por qué no quizás, soñarse en una playa.    

domingo, septiembre 03, 2023

Sumergido en modo termo


    Buenas noches, doy descanso a mis pretensiones aspiracionales pseudoeducativas y me embalo en esta pausa al sentimiento dominante que gobierna mis emociones desde hace algunas semanas.


Yo no sé, si será la irrefrenable inflación, el bajón Milei, la meseta laboral o los cada vez más esporádicos reencuentros con los afectos. Aunque probablemente también tengan que ver los escuetos diálogos familiares, las rabias por los síntomas de insalubridad y sus consecuentes remedios costosos y prepagánicos. 


En síntesis y en definitiva, sólo la pasión roja me saca de eje para transportarme en un peligroso pero necesario mundo paralelo.



A esto hay que agregar la gracia de haber encontrado aliados en tal sentido como son los coequipers de 'Será siempre Independiente', programa radial que oficia de ilusión adolescente a la búsqueda de retomar un aire ganador cada vez más escaso.


Y sí, acá ando, sumergido en modo termo. Miro la tabla, reconvierto al Apache en un símil héroe sanmartiniano, me escribo con colegas más cultos y enteros que adoran al Rojo, pero a quienes se los lee más sensatos al momento de reflexionar. Sigo programas partidarios, ya no me peleó tanto con los empleados de Víctor Blanco, ni otros exponentes de la contra (léase Larreta o Máximo), bastante tenemos con los "nuestros" (bah, yo a Grindetti y a Doman no los voté), los PRO dan la misma vergüenza que los camioneros. 


Pero hablemos de fútbol. Si se puede. Desandada la mochila del Ruso, volví a la cancha un domingo y lo vi ganador con el penal - placebo para enemigos mediáticos. 


Y  no hay caso, llevo semanas paseando el libro de la exótica Ottessa Moshfegh 'La muerte en sus manos' y no logro acabar la veintena de páginas que me faltan. Algo similar me ocurre con 'Un paseo por el bosque' de Bill Bryson (acá me faltarán unas 60, pero lo arranqué antes). Y en la lista de espera también conservo en la mesa de luz 'El funcionamiento general del mundo' de Sacheri y 'De algo hay que morir', del amigo Alejandro Seta. Lo bueno de amucharlos es que me obliga a alejar el celular del momento de reposo.



Tampoco la música alcanza para apoderarse de mi atención. A duras penas el descubrimiento semanal de Spotify me pasea como el 98 tres verde, para marearme con sus ofertas algorítmicas. Se ve que todavía no logra sacarme las fichas.


Series poco y nada. Parece que el idilio Better Call Saul, MadMen, Billions, no volverá jamás.


Incluso la mesa de Corrientes y Callao sigue en pausa. Es evidente que hay pánico por debatir el presente político. Comer arafue mata  ambición intelectual. Además de que a los pares generacionales, el trajín pre y pos pandemia, nos pasó facturas varias.


Entonces, sigo ¿cómo no ilusionarse con el irresponsable de Carlitos, cuando éste decide abandonar el bobón 'esto es boo' para emprender con nosotros la aventura de escapar del fondo y volver a coronarnos?


¿Cómo no aplaudir a Matías 'Pin9 (como lo llaman dentro del plantel al agraciado nasal)' Giménez Rojas con semejantes goles victoriosos? ¿Hay algo mejor que celebrar el regreso del sacrificado Fede Mancuello y ensalzar su figura cual antítesis del aburguesado Kunero? 



Y así está el debate por el mercado de pases, las llegadas y salidas, los interrogantes con el aspirante a crack de Arsenal que se calzó la del Bocha sin pedir permiso. O también la reacción desmesurada a la que nos invitan las flamantes vacaciones adelantadas por el presidente de Independiente para que ¿goce? de una merecida luna de miel, después de licenciarse de Lanús primero, del Rojo después por su sueño de gobernador. En la hipotética tarea de cometer barbaridades el mundo de Néstor se esmera por superar a un diminuto Doman. Esa es toda de los votantes amarillos que tenemos adentro.


Igual los enojos son motivacionales y no se ajustan a un solo frente político. Ya vimos a los bobotes de C5N con Brancatelli a la cabeza, burlarse de una nena que hizo pública su voluntad por usar los ahorros a favor de la colecta de Maratea que, mérito a los socios, nos despegó de lo más profundo de nuestro infierno financiero.


Bueno, está todo dicho. Modo termo, termo submarino, subterráneo. Termo para pelear, para alternar cábalas o abandonarlas. Termo para repensar canciones de hinchadas, termo para volver a laburar por el dial y pensar en "un algo más" que supere las reglas del  juego. Al mero orgullo rojo, que ayude a pensar, a entender esta voluntad no de volver a ser, si no de intentar ser mejor en este baile.


Catarsis de amargo, que le dicen.




jueves, agosto 24, 2023

Confin vs Digital



Significa confín. Sí, la palabra Chilecito. Así como lo leen. Un límite, un punto distante pero no cualquiera, el más lejano posible. "El confín del mundo" reza la lengua aymara, que también traduce a la segunda ciudad riojana como la zona alta, asociándola a la palabra Chile o "de color rojo", según revela su otra definición.


Ahí (aquí) estoy. Primer día para el inicio de maratónica convocatoria de decenas de alumnos y docentes de la Redcom Nacional, prestos todos a asumir la importancia o el sentido de compartir hipótesis diversas referidas a la noción de comunicar. 

Suspendamos por un rato geografía x aula. Doscientas cicuenta son las ponencias exhibidas en un perdido excel, en contraste a las realzadas mesas de debate, los conferencistas y las presentaciones de libros. 

Sí, en la academia también hay marquesinas. 

El arranque de Natalia Aruguete en la primera sede, revaloriza la primera jornada. Lo mismo que la muestra fotográfica de ARGRA recorriendo los 40 años de democracia. A Washington Uranga le toca el auditorio, mientras lxs pibxs de todo el país que llegaron para acompañar a los disertantes, les dan aliento a sus coterráneos o intentan relajarlos. 



Otros se reparten entre pasillos o sencillamente gozan de la calma del parque universitario, cobijados por el relieve silencioso del Famatina.  

 

Fake news, influencers y la vedette del presente (inteligencia artificial), liderarán una agenda imaginaria que va de esta ciudad a los 200 kilómetros que la separan de La Rioja, donde se desarrollarán dos jornadas más. 

En tanto yo me cuelo en un aula dedicada a la comunicación comunitaria. No soy el único cuasisexagenario (bah, o si) Aclaración: la RedCom separó las ponencias con distintos criterios, hay temas que aluden a la comunicación política, otras al área digital, a la cultura, educación etc y en cada una, de 8 a 12 personas desarrollan sus investigaciones para la eventual audiencia. Aunque las reglas lo exijan, faltarán devoluciones y calificaciones. Valiente es el que se presenta. O como cita la frase de moda: "El que tiene  miedo de vivir que no nazca".








Amuchadxs una treintena de jóvenes se preparan para sendas muestras de pdfs y relatos que permitan explicar la razón de ser de sus exhibiciones. Coordinada por colega experta en enseñanza,  atrevidos, en grupo o solitarios arrancan con diferentes trabajos. 

Una dupla tucumana cuenta la estrategia aplicada en una radio hecha por reclusos. Se valora por igual la audacia como la rigurosidad en la tarea y, por supuesto, la cosecha.

Otras eligen el resarmiento mediático para aquellas víctimas de la dictadura en San Luis, consideradas en su momento por las crónicas policiales como  "guerrilleros" o "delincuentes". 

El fallo realzado este año por 'Argentina 1985' y hoy dilatado por el súbito espíritu libertario -según las potenciales tesistas- obliga a los periódicos de esa provincia a una rectificación sobre lo dicho. Mientras se espera algo más que una fe de erratas, las protagonistas de esta investigación crearon una publicación contando la historia de los asesinados o desaparecidos.     

Entre tanto, un flaco relata los sinsabores de combinar la formación universitaria con el territorio, otra (docente) suma  nueva experiencia radial, otra sigue con 'Artecorreo' y un pibe con hinchada propia, pela un Gramsci para dummies...haberlo comprendido de joven, pienso yéndome allá lejos.

Salgo con la jauría, los veo sin razón como si calzaran guardapolvos blancos. Escucho al referente de los fotógrafos sobre la muestra que atraviesa la UNDEC (Univ de Chilecito) y me pesa la fortuna del solitario testigo de tal recorrido en cuarenta años. 



Si alguien me preguntase temería sonar mitómano. Pero no hay camelo todo lo que viví es de verdad. Trabajé con Cabezas en Semanario, cubrí el levantamiento carapintada, muchos años antes, aproveché la rara invitación de la revista Humor para asistir a uno de los juicios de las juntas (sí, ya lo conté x acá), conocí a Daniel López, primer presidente de la Redcom cuando cursar me obligaba a hacer silencio (ignorancia congela rebeldía) y al Diego lo vi por primera vez (yo como modesto cronista) en su boda de civil en la calle Uruguay y más tarde en la de Guillote, pero en el Cielo. Hasta mi vecina de Bera, artista plástica actual secretaria de cultura en Quilmes, figura como referente del Correo artístico. 

Acá lejos todo confluye como diciéndome algo.

Per ¿a quién le importa toda esta guinda? 

¡A uno, seguro! "Escribir pa no olvidar", como dice don Alan Pauls. 

Salgo. El cielo se abre y me adelanta su hipnótica inmensidad que hará de mi estadia una gratificación impensada. Me pregunto cómo haré para viajar hasta Rioja Capital donde sigue la cuestión. Equivoqué la logística. Habrá que ver de madrugada un bondi que me traslade a tiempo. Afortunadamente, universitaria cordobesa residente en Chilecito comparte su tesis sobre Memes, pero también su notable generosidad: suma un asiento en micro para los lugareños y ofrece chance de hostería accesible que administra su hija, cerca de la UNLAR (sí la U de la yioja)

Al final de la jornada, se duerme como se puede

Amague de repaso de lo que debería ser una digna disertación. Resigno morfi y reviso compus. Hablaré del fenómeno de los tatuajes en cara y cuello, de la reconversión de Flor Peña "por culpa" de su extimidad y en comunicación política, sumo un trabajo acerca de la campaña de Ofelia en 2019. 

Sí, me pasé de canchero. 

Zafé de pagar (todos los ponentes deben poner los morlaco$$) 



Ahí están las dudas de una audacia endeble. ¿no sería más cómodo continuar con la estela del periodismo hasta que lo dicte el ANSES? 

Quien sabe. Igual vine con preguntas. 

Lo digital. Los algoritmos, el copy paste robótico (ypiti). Veremos cómo sigue. (continuará...) 



    



    


domingo, julio 30, 2023

Respiro Riojano


¿Cuál sería el aire riojano? ¿Cómo hacemos para despegar tal adjetivo quienes nos gestamos a la vera del turco magnético? No es mi propósito bucear los años mozos del menemismo ni este el momento de intentar nuevas reflexiones delirantes (al menos en tal sentido) respecto del quehacer nacional. 

Aquí estoy en una cómoda posada que tiene un limonero cincuentón de testigo. Ahora algo más descansado después de 18 horas de bondi y un par de largas caminatas, antes del encuentro nacional  de comunicación al que me aventuré medio inconsciente, según los tiempos que corren. Es decir una propuesta académica, sin experiencia ni respaldo universitario, salvo el aliento de profesora motivacional. Ni un mango extra, ni mini luna de miel, ni viáticos sustanciosos.

Con toda esta aburrida queja, qué contar. Encima después de mi torpeza para conseguir lugar, entre dormido y gastado, subo la larga escalinata del Cristo chiletisense, inmenso en modo Río, mientras por mi cabeza se hilvanan los primeros prejuicios. Vista y atmósfera recomendable. Eso sí.

¿Por qué prejuicios? ¿Qué representa un forastero, sino un medidor desconfiado de las fuerzas del lugar también equidistantes en las dudas respecto de este sujeto que viene a merodear la zona vaya a saber con qué propósitos? Mejor hablemos de la propia percepción, en lugar de tanto indagar al pedo. Temores, desconfianza, cuestionamientos por una estadía en una ciudad que te traslada a un pasado, símil de lugares encaminados al olvido. Ese cuco llamado raíces que la globalización se obstina por desdibujarlas, a través de sus encombiables aportes.



Los comercios antiguos y pintorescos, las calles semidesiertas con lógica de domingo y encima ¡el último de las vacaciones de invierno! Las motos de pibes en “modo busca”, las huellas que aluden al estereotipado estilo de la miseria, conlleva a una idea más de resistencia del tipo urbano. Al final dudar del propio viaje a instancias de preferir quedarse entre los fantasmas familiares conocidos.

Pero no. Nada de eso. Fuera la mochila conocida. Hay dos lugares para comer comida árabe “el jeque” y “George con su carta libanesa”. Antes hay dos tipos en la plaza principal preparando  tableros de ajedrez para unas supuestas competencias simultáneas que a mi pronto regreso, desaparecerán más rápido de lo previsto.


Y están las sierras omniscientes, latentes. De un lado al otro. Unas detrás del Redentor y otras de frente, cortejando a Famatina y sus nieves eternas.

Hay calles laargas que agrandan al sol y sus injerencias. Hay pibes deambulando. El tono, pausado pero musical se celebra. Con las mujeres que hablan sucede lo mismo. Camino después de comer pipón y todavía con resaca. “Ya sé, voy a la Universidad de Chilecito”, me digo buscando un motivo digestivo y con la voluntad de “tener que aprovechar el tiempo. El momento”. La facultad no está tan cerca y suena a delirio, más en domingo. 

Por un rato me pierdo por las avenidas de siempre, las nuestras: San Martín, Perón, Evita (más corta), hay también una Libertad, otra Illia y hasta está la Calle Pública (sí se llama así). Y en ese vaivén, me decido por el Museo del Cable Carril.


Son cinco kilómetros pero ya está hecho. Famatina cuyo nombre original es aymará y no recuerdo pero tiene que ver con la “madre de todos los metales”. Sigue ahí cerca y expectante, hacia ella me dirijo hasta chocar la vista con esqueleto de hierro y madera, lugar de recepción del oro, la plata y el cobre, según me contará Silvina, en el Museo del Minero.

¿Va a querer con guía? Consulta la joven robusta a este paracaidista a cuya charla luego se sumará un matrimonio atraído con sus relatos.




Y vamos. Fotos, herramientas del 900 (el cable carril se hizo entre 1902 y 1904), concesión ganada por una empresa alemana, cuyo acuerdo estuvo garantizado por cien años, confirma Silvina (lo que llevaría a hacerla arrancar un ratito cumplida esa fecha, para ratificar la veracidad de la entidad germana). En el medio, detalles no menos importantes como los 1600 obreros que trabajaron en este proyecto que acabó con el 60 por ciento de ellos, pero la decisión de Joaquín Víctor González – la guía revelará y refrescará en más de una oportunidad, la misteriosa y siempre refrendada V del funcionario- servirá para que se empiecen a respetar los derechos y la organización de los trabajadores. 




“Había hecho un seguimiento con un médico que confirmó las dificultades de su salud, por lo que concluyó la tarea minera como ‘trabajo esclavo’”, nos explica la muchacha. Chilecito además tuvo el primer teléfono (hay uno en sofisticada caja para transportar, otro en una suerte de cartera de cuero), otro desarrollo alemán en el país. Aunque luego la explotación de la alta sierra seguiría en manos inglesas. 

El sistema del Cable Carril de la Mina La Mejicana, según se conoce, reemplazó a las mulas (apenas transportaban 160 kilos en 7 días, contra los 400 de las vagonetas, en un par de horas) y se extendió en nueve estaciones que permitían el traslado de las extracciones hasta el ferrocarril, de ahí al puerto de Rosario y luego…su ruta.

Duró hasta 1927 y en esta suerte de recolección de herramientas, de proezas y frustraciones, surge un interrogante vías wsp: “¿Viste el agujero del cerro para hacer el túnel y ahorrarte 100 km que nunca se hizo?”, me pregunta Cappiello en este instante mientras escribo, con la insólita empatía de frustrarnos con los proyectos perdidos. Es la amistad estúpido (lugar común: Clinton voice and the economic, changing for brothers in arms).

Además de una llave francesa grande y desproporcionada, hay un par de Remington de película, un manual de fotos testimoniales de Max Cooder (quería compartirlo por acá pero no lo encontré) que son geniales para comprender y contemplar el momento. Por supuesto también hay piedras, cables pesados, promesas de reformular el lugar como patrimonio de la humanidad y aspirantes a retornar la explotación. “Todas extranjeras, pero ahora quieren la explotación a cielo abierto y eso no sólo afectaría al aire, sino también al agua. El agua que viene de las nieves eternas”, cierra la guía concreta.



“La Argentina pre democrática”, cita otra vez Capi en línea. Y justamente esa fue la impresión que fui masticando al retornar en la Ruta 40 (acá Perón) semidesierta en modo nuestra Calchaquí conurbana. Esta belleza inaudita que recorro, sobreviviente al tiempo y cuya evolución estaría sujeta a las manos mágicas extranjeras sostiene una lógica que, por supuesto, no logrará develarse en tres mil y picos caracteres. 

Porque no nos dio el cuero ni en el 1900, ni en el 2023 para autogenerarnos, autoabastecernos. Me quedó algo de Silvina cuando mostró la caja fuerte y contó cómo se crearon los hornos también en la montaña para que el oro fuese explotado arriba directamente. “Acá quedaban los lingotes y nosotros después les enviábamos a los ingleses el dinero por esos lingotes”. Eso no era cosa de los explotados en las minas, si no de quienes gobernaban entonces. Unos vivos bárbaros.

Regreso más rápido. Pasó la hora de la siesta pero habría que honrarla. Vengo con una tesis sobre tatuajes en el cuello y el rostro y temo que esté más cercano al mundo urbano que a las huestes dominadas por Famatina. La voz de Becerra primero y L-Gante resonando en la calle, más un par de oriundos con sendos adornos corporales me cierran el pico. 



Por último veo grafitis y lanzo otro reproche al aire acerca de las consignas creativas que emulábamos en el 68 o a la vuelta democrática por estos garabatos indescifrables que me hacen cabrear. De viejo choto nomás. Entonces acá, lejos de todo, solitario pero extrañando, rescato el garabato como la mano torpe que dejó de escribir o dibujar por el celular. 

Como si empezara de nuevo. 

Si los tatuajes sirven para adornarnos y expresar lo que somos (por decir algo), los garabatos manifiestan la extensión de nuestros jóvenes balbuceantes. Como las manos liberadas del teclado, del sino digital. Palotes de hoy, quizás necesarios, pero en paredes blanquecinas.

O en todo caso es uno el que no entiende nada. Si no, ¿cómo explicás desde lo racional esta visita riojana?  




miércoles, julio 05, 2023

Van Dijck en Sarandí




Un martes cualquiera. Salgo del diario con la amenaza de lluvia afectando mi caminata hasta la estación. Escasas gotas kurosawa (de las pesadas que recreaba el japonés en su película) me dan la suficiente confianza como para aprovechar el recorrido y seguir escuchando la charla de José Van Dijck, que suspendí a la hora del trabajo.

 

No, no se trata del central del Liverpool, ni ningún DJ que se precie. La holandesa (sí LA) lleva algunos años sacando a la luz los chanchullos de GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon) especialmente en cuestiones que estos saben de manera eficaz disimular (o encanutarse). 

 

Deje atrás, en redacción, no sé qué bardo con Cozcu y Néstor en Bloque, tema crucial para los portales de espectáculos que en el papel consideramos de manera austera, pero que "hay que dar" por vaya a saber qué motor de interés para la sección. Antes de salir, me llevo el rollo de los periódicos del día de dónde rescataré la columna de la contra de Fresán de los martes y no mucho más. Quizás sirva para protegerme ante el inminente chaparrón.

 


Hay, por supuesto, veredas flojas y zanjas ensanchadas a partir de la breve lluvia de la tarde. Pero ahora es de noche. No me apuro por el tren y las luces proyectadas en la humedad de las calles otorgan una necesaria belleza, suficiente como para desmitificar el promocionado pánico con que se suele definir nuestro suburbio.

 

Temor debería darnos Facebook, asumo en consideración con lo que la señora cuenta vía YouTube respecto de sus naturales imposiciones, el modo en que labura con nuestros sesgos, la forma de controlar nuestros deseos y sentimientos y que ningún estado se lo tome en serio o cuente con la fortaleza necesaria para hacer algo al respecto.

 

Me entero, sin embargo, que en San Pablo uno de los curros emergentes de las redes sociales, Uber, fue allá por 2018 (acá en realidad, según la fecha de la conferencia que escucho) fue encorsetado o cuanto menos "conducido" a cumplir con ciertas normativas de gobierno. A saber: tarifas más económicas para quienes se dirijan a zonas más humildes y cierta obligatoriedad para mantener un equilibrio de parte de la empresa en tal sentido.

 

En síntesis: algún impuesto que, a sabiendas de "la proveedora de movilidad" se exime de hacerse del seguro, las cargas sociales, regule al menos un poco su crecimiento en consonancia con las características de esa ciudad.

 

Pero volvamos acá. Cerca del viaducto, José (VD) me cuenta que las benditas plataformas impusieron recursos y formas en todas las escuelas en general. Alguien en la sala pregunta sobre qué pueden hacer los maestros en tal sentido y no parece resurgir ninguna solución mágica a la vista. La investigadora propone que los padres acompañen a sus hijos en el recorrido que realicen dentro de las redes. Que estén al tanto, que no los abandonen. También destaca la necesidad de que la educación opere sobre los valores públicos. Complicado en una jornada de piquetes porteños, donde domina el interés vehicular por encima de las urgencias de la pobreza.

 


Casi al cierre de la charla, la oradora da una particular visión, austera quizás para definirla como esperanza.  "Debemos pensar que podemos mejorar al mundo todos nosotros, suena casi católico, bueno ustedes que tienen al Papa saben cómo es eso", se atreve y casi suena a broma.

 

Con la catarata de información, es evidente que los GAFA sí son monstruos grandes que pisan fuerte. Van Dijck habla de su falta de transparencia, cada vez que la justicia o algún gobierno les pide precisiones sobre su accionar. Rescata como tantos expertos en medios los conceptos de 'compartir' y 'megustear', desterrándolos de sus primeros fines nobles promovidos por Zuckerberg desde su esencia y con los que hoy subyacen otros propósitos.

 

 Cito textual "Los mecanismos y la arquitectura son muy opacos en cuanto a la manera que funcionan...Los ciudadanos de manera individual no tienen poder para enfrentarlos. Los gobiernos tienen una responsabilidad frente a estas plataformas, tienen que actualizar los marcos regulatorios. No saben cómo manejar los algoritmos, flujos de datos, integración vertical de plataformas...".

 


Por supuesto que me pierdo, siempre cuando me sucede esto pienso en acudir a los propios, los pares. Qué se yo, amigos con quienes compartir la incertidumbre de un conocimiento que parece esquivo. Después cuando lo domino, se impone el efecto contrario. Una suerte de Eureka que me lleva a pensar cómo compartir este saber. ¿Qué vamos a hacer si el control de los dominadores de datos, de la inteligencia artificial se apropia de esta atmósfera, de mis pasos?

 

Muchas preguntas refieren al contexto. ¿Qué sentido tienen hoy las casas decoradas como otros tiempos, con adornos, cuadros, fotos, muebles si hoy la vida gira o se expande a través del celular? Todo ocurre ahí adentro. Veo el culto al espíritu minimalista realzado por los adoradores tecnológicos o los futuramas y recuerdo a los parientes decorando su entorno con detalles. Precisamente, con recuerdos.

 

A la vez Van Dijck admite las dificultades de las regiones más aisladas. Martín Becerra, nuestro comunicador que oficia en la charla de anfitrión, asume a Latinoamérica como la más desplazada. Y me lleva a pensar el wifi como la llegada del tren al lugar más recóndito: La civilización. Esa que viene o va a lugares lejanos para vaciarla, ensoñar o reconvertir su paisaje en otra entelequia, una nueva quimera.

 

Más cerca, atravieso garabatos de la calle que lejos están de la sabiduría de cuevas, grafitis contestatarios o rebeliones estéticas. Algo así como firmas prepotentes infantiles. No hay dibujo, ni lenguaje.

 

Me saco la capucha y leo en el viaducto la última consigna de Ferraresi. Justamente me habla de futuro. Paso por Los tres ases y celebro no haberme tropezado ni empaparme demasiado las zapatillas que justamente lavé este fin de semana.

 

La larga escalinata de la estación conserva un charco each escalón. A diferencia de otros días, el andén está lleno de gente esperando. Transporte civilizador y económico.

 

De pronto una salvedad de la disertante me vuelve a los conflictos cotidianos de la relación redes y juventud. Y sí, el tema de los hijos post adolescentes no puede faltar en este viaje. Ellos, los nativos digitales, son los que se la saben lunga y uno escucha en silencio estoico, aquello que por momentos jode: como se encausan sus gustos, de qué modo las plataformas alivianan las miradas sobre referentes autoritarios y estigmatizan a "los nuestros". Ah y cuántas posibilidades infinitas otorga la magia del mercado.

 

Antes de la reflexión de cierre de José, surge la imagen de Galperín, nuestro Elon. El de Mercado libre, mercado pago. Me acuerdo de uno de sus últimos tuits de Uruguay, mofándose del gobierno nacional. Y es comprensible, ya está trabajando en su propia GAFA pero desde este lado del planeta. Nada que les joda tanto como pedirle transparencia, que paguen impuestos en correspondencia de su ganancia, que blanqueé los sueldos de sus empresarios, etc.

 


Me fui por las ramas, vuelvo con la eventual invitada a esta atmósfera bonaerense, se suma el estadio de Arsenal de fondo. (Arsenál, por supuesto, no Aársenal), aclara la mujer que no está (estuvo en realidad ubicándonos en la conferencia grabada) para acusar a las empresas. Y llama a la necesidad de actuar. Es aquí cuando se planta en relación a los usuarios.

 

"Muchos me plantean '¿Es tan conveniente saber?' 'A mí no me importa la privacidad', esto me pasa especialmente con los jóvenes. ¿Realmente no entienden o no les importa? Creo que lo último es peor que lo primero. Si uno no entiende, yo puedo explicar. Pero si no les importa, es un problema. Significa que no son conscientes de lo importante que son los valores públicos.

 

Ya cerrando, Van Djick explica que Facebook nunca se hizo cargo ni del bullying que surge en los recreos, ni de los suicidios, ni de la filmación de actos violentos. ¿De las fake news?...algo, a partir de la contratación de tres mil editores, aunque suena más lavado de imagen que otra cosa.

 

Miro alrededor y dos o tres pasajeros parecen enfrascados en wsp e instagram. Dejo atrás Sarandí y también la charla en cuestión. Oigo antes de bajar, un encuentro creado por una de las radios nuevas entre el libertario que cautivó a Cristina y la joven villera (ambos se definen así) que milita argentinidad pero se distancia de la Cámpora. Demasiados hashtags e identidades para comprender.

 

¿Qué harán los que vengan con los popes digitales?, me pregunto en relación del próximo gobierno. Sencillo, lo que los popes dispongan.

 

Ya paró la lluvia, como desde hace dos años, es puro amague. Afortunado para quien se jacta de olvidar sus paraguas. En la ciudad del vidrio me falta la espesura de la Avenida Mitre que dejé 15 o 20 kilómetros atrás. ¿Por dónde andará Van Dijck ahora?, indago, pero quedo en eso. Ni por asomo se me ocurriría colarme en google maps u otros recursos para intentar ubicarla.

 

Mucho menos esta noche.


    

lunes, julio 03, 2023

Persistencia

"La persistencia de la sequía provocó la alarma de los agricultores". (primer ejemplo de definición que google me sugiere) 

Aquí yace la voluntad de retornar. Después de meses de abstinencia, de acostumbrar la rutina a los silencios incómodos. 

De abandonar cualquier interés por la metáfora. 

De que las dudas sobre el sentido de la escritura dominen los minutos y finalmente se impongan.

Después de comprender que con los algoritmos la sensibilidad de los demás por descubrir un texto fortuito, tirado al azar, en un blog cualquiera como este, tiene menos chances de ser leído.

Después de todo esto, persisto.

Lo hago de manera más orgánica. Es decir, al margen de la lealtad de mis, pónganle, 19 lectores-amigos, este post cuenta con siete cuentos previos presentados en la maratón de escritura, editados al estilo viviste y escritos en una solo semana contrarreloj. 

Las tribulaciones periodísticas, el impacto de Massa en nuestro bolsillo a la carrera de crispación entre los juntocambistas, ahora abducidos por el fallido arquero de Chacarita (sí el león Milei), quedarán para otra oportunidad. 

Acá, debajo de este post, tienen siete opciones para leer en el transporte público, antes de acostarse, en la cola del banco o cuando tengan cinco minutos dispersos y quizás por qué no abordar a la conclusión del nuevo milenio televisiva con la que lucraron todos los canales. Sólo que en lugar de decirse "cualquiera puede cantar", verán que "cualquiera puede despuntar el lápiz". Incluso aquellxs cuyo coeficiente intelectual hoy se ve amenazado con los chatgpt. 

¿Ya probaron preguntarles al gpt4 por los sueños? 

Es una buena experiencia.

Bueno no jodo más. Yo persisto, uds persisten y lo que vendrá, vendrá. Buena semana.


PD: SIGAN LOS POST ANTERIORES (si quieren, of course)


  

7 TEST DE PERSONALIDAD


- ¿Aslanuasalan? ¿Así? 

- Exactamente, Enrique. Estirá un poco las vocales: Aslanuuaaasasnlan

- ¿Y para qué sirve?

- Es como un segundo saludo de cortesía para que no tengas que decir ‘salam alaykum’ que ya lo saben todos. Si cualquier turco te encara, vos al ‘aslan... .’ le respondes ‘aslaunasalan fikun y quedás como un crack. No sé para qué te lo explico si igual durante Qatar vas a estar más tiempo en el archivo que haciendo castillos en el desierto.

- A mí todo me sirve.

- Sí lo sé.

Es que desde el ’90, Henry Selacqua se volvió un experto en esto de reconocer el carácter de las personas según su mundial favorito. Aunque respecto de lo que viene lo noto algo desconcertado. Me explicó que le hacía mucho ruido la excesiva confianza de algunos hinchas generada a partir de la Copa América. “Todo bien con Scaloni y la renovación, pero la audacia de un advenedizo DT joven sin pergaminos, te lleva a la gloria si lográs el mejor título o te dinamita con heridas letales que no te levantan”, esgrimió y transpoló su ejemplo a una próxima y eventual consulta de un comunity manager que le pagó por adelantado. 

“Viene el flaco y me dice que se recibió de abogado y larga las redes para poner su propio estudio jurídico porque es de los que va por todo, ‘como la Selección’. Me largó creyéndose pichón del 86, aunque por mis estudios lo veo más cerca del protoipo qatarí. ¿Al pobre flaco qué le digo? Igual no me hagas caso, el tema de los árabes debo estudiarlo con más detenimiento”.

Y no es joda esto de analizar personaje con torneo. A Camila, mi novia de hace tres años, le sacó las fichas enseguida cuando ella se inclinó por Corea-Japón, como su mundial favorito. Hincha de Ñuls, la profesora de yoga  estaba ciega a la hora de relacionar la técnica ashtanga con la magia de Bielsa. “Ojo Fede, indicó mi amigo visionario, ella siempre pondrá sus sensaciones por encima de todo. O te adaptás a lo suyo o mejor despedite. Es noble, pone límites lo que la vuelve más interesante pero si no entendés las reglas, te lleva puesto”, me auguró. 



Por supuesto que tuve en cuenta sus palabras cuando ya era tarde. De un día a otro me confirmó su mudanza a Boston para continuar con su especialización en comercialización. Boston, Damián o como se llame el compañero de la colorada, precipitó nuestra crisis, “murió con la suya, como el loco”, sentenció mi amigo conforme a su veredicto.

Este caso y el del tío Egidio me convencieron todavía más en dejar de ver a Henry como un nerd necesario y revisar la calidad de sus veredictos. Viajar con él a cualquier lugar tanto para calcular gastos, elegir transporte o la ruta más conveniente, lo hacen un campeón incomparable. El hermano de mi viejo siempre se creyó civilizado pero sólo cuando mi amigo puso el acento en algunos detalles, comprendí que ea un facho. 


Unas horas antes de llamarlo a Egidio para preguntarle si podía salirme de garante en el alquiler, el rey de los pronósticos me alertó. “No te enojes por lo que deduzco pero seguro tuvo problemas de violencia en la casa. Pobre, quizás él también fue víctima, pero su mujer seguro. Es el único tipo de la existencia que pone al matador Kempes por encima de Maradona y que le echó la culpa al Narigón por colgar a Passarella”. Con la mudanza de la tía Sara a un departamento de Caballito “por razones que no vienen al caso”, confió mi vieja, dos de dos en clarividencia de Henry me animaba a constatar que lo suyo era cosa seria.


Tuve suerte este verano y conocí a Ludmila en Villa Gessell, su nombre, como los rulos azabaches y una manera de cantar singular (mezcla de Fabi con Garré) dio rienda suelta a mis ganas de abandonar el letargo de la soltería. “Estuve a nada de hablarle de vos, pero como realmente me importa, me contuve. Encima es pincharrata. O voy por el 86 o el 90. Consagración o una digna relación”, concluí convencido cuando me encontré con Henry.

- Por tu descripción parece una tipa austera, no le gusta perder a nada, guarda siempre un as en la manga y se esmera en todo lo que encara.

- Desde ya, canta como los dioses, en el colegio la adoran como psicopedagoga y sí es muy ordenada y disciplinada. Como el doctor. 

- ¿Puedo preguntarte algo? Bueno, está bien pero mi obligación es consultarte primero si puedo hacerlo. Disciplinada…¿fuma? 

- Claro que no. Porro no sé pero alguna vez se enojó cuando elogié a ‘Viejas locas’. Pero por ejemplo, adora a la brujita Verón. Y no creo que eso la lleve al 2002. 

- Ahí no, pero quién te dice, al 98. Ahí también jugó el pelado.

Se dio una breve e incómoda pausa.

- El Kaiser

- El Kaiser. Daniel. Fuera aritos, corte de pelo. Casi marcial.

Como tantas veces me dejó mudo, pero no por resolverme mis dudas con el mapa de la filcar o la última tarifa a Mendoza en bondi que podía desplegar en segundos, con su otra gran virtud: memoria de elefante.

- Sabés que odia a los padres –agregué- adiviná por qué

- Por el nombre es obvio

- Hijo de puta, sí, por el nombre. Odia especialmente a la madre por el nombre….

- Y por el flaco. Es estructurada. Suerte con eso. La próxima voy a empezar a cobrarte. Bueno, es una joda. Te veo en diciembre.

- ….

- Sí, me convocaron del canal oficial para el mundial. Con pasaporte al día ni lo dudé. Les llegó a no sé qué tipo de noticias mis recursos y como hay que llenar los horarios entre partido y partido pensaron en mí. 

‘Aslaaaanuuuaaasaslan’, me saludó preciso y caminó para Figueroa Alcorta.


6 OLEO DE UNA MUJER CON SOMBRERO



No se quedó muy conforme Lena con los comentarios que le hicieron después del casting. Por supuesto que estaba entusiasmada con la novela de Kundera, pero Kaufman había quedado subyugado antes con la personalidad de Binoche y de Daniel que con la audición prolija y perfecta de la actriz sueca. Sabina, la amante de ‘La insoportable levedad del ser’ se hizo querible en la voz del escritor checo, pero ahora el cineasta estaba convencido que debía realzar a la exquisita actriz francesa con su papel. El personaje de Olín resultaba antipático de por sí. Y además Juliette era más joven.
Parecía echada la suerte para quien había sido considerada por los cinéfilos como el último descubrimiento de Bergman, pero su cine ya aburría. 

Lenita, como gustaba llamarse durante las audiencias, tenía en claro que en el día siete LA ESCENA definiría no sólo su performance dentro del film, si no el camino a seguir a futuro. Desconfiaba de la productora yanqui pero después de su embarazo creyó que era una buena ocasión para darle un descanso a Ibsen y permitirse gozar un poco de la cosecha de la fama. Realidad obliga. 

Olin se preparó bastante para ese momento. Buceó acerca de las interpretaciones de Freud respecto del objeto fetiche que debía lucir. Descubrió además una insólita clasificación ‘Seis  tipos de sombreros para pensar’, aunque descartó los ushanka rusos de la infancia. De todos modos el uso que le daría Sabina era lo más parecido como ir al frente. 


Era consciente que debía despegarse de las  ’Nueve semanas y media', de Bassinger con Cocker de fondo. Necesitaba bucear por otros márgenes. De hecho dos semanas antes del arranque, hizo una escapada a Florencia, sólo para dedicarse a contemplar el autorretrato de Chagall del 68. Quería honrar las sensaciones de aquella mujer cantada por un cubano que durante su juventud se le coló prepotente en su pieza, casi en simultáneo con la revolución. Satisfecha comprendió que en esa búsqueda había algo de coherencia entre percepción y profesionalismo.



“Ella le abrió la puerta y apareció ante él con sus hermosas y largas piernas, sin vestir, sólo con el sujetador y las bragas. En la cabeza llevaba un sombrero hongo negro”, repasó por última vez el texto original antes de volver al cuarto de mentira, simulado en el estudio. Por su lado, Daniel (Tomás) yacía recostado y cubierto con una sábana blanca más atento a sus últimos ejercicios de respiración que a su presencia. 

Con la orden de acción, Lena abrazó al irlandés y pensó que, en realidad, era más menudo que el personaje de Kundera. Continuaron tal lo previsto, lo necesario para levantar polvareda entre las organizaciones de moralidad, lo suficiente para evitar la calificación triple equis. En eso el director era un experto. Aplauso seco pero sincero del equipo y la felicitación de su rival de ficción, mientras Day Lewis se acicalaba para la toma siguiente. Phillip quedó conforme y sugirió pasar al otro cuarto para continuar con el orden del día. Pero algo sucedió. La muchacha se irguió y de un tirón le arrancó el preciado objeto a un asistente, revoleó su larga cabellera y todavía desnuda se acercó al espejo. 

“Los amooores cobardes no llegaaan, a amoores ni a historias se quedaaan ahí”, canturreó moviendo de un lado a otro sus caderas. 

- Titubeante, Kaufman olvidó por primera vez el diminutivo de la actriz y se animó. “Lena, ¿podrías repetirlo? Creo que vale la pena sumarlo al final de la escena”. 



- Lo siento Phil, si Milan se entera que osaste incorporar a Silvio te mata.

El estadounidense concedió. Ella comenzó a vestirse sin desprenderse de su tesoro. A su izquierda, sin que supiera, el sonidista quedó eclipsado creyendo ver en Olín a una muñeca.


5 TARDE DE KARTING

Supongo que tendrá que ver con esa percepción de la infancia donde todo se magnifica. Los grandes parecen gigantes, los adultos, tremendamente viejos y los momentos difíciles retornan con tal magnitud que nos afectan. En este caso, no hay hecho violento o desgraciado. Ni cicatriz en la cabeza, fractura de brazo, pariente muerto o mala experiencia. Apenas una caminata con mis viejos por la Mitre, similar a las que cada día repito rumbo al diario y que en las malas resurge con recurrencia.   

A Martita le conocía sus mañas. Sabía que si mi mamá me mandaba a preguntarle una pavada a la gallega, era para rajarse a la escuela. Maestra suplente, Marta detestaba leer y sólo cedía a las revistas de moda. Algunos días se encerraba en el cuartito que nos cedió  a los dos mi abuela y ponía a todo volumen a Camilo Sexto o Julio Iglesias. 

A veces, después de dar clases iba a buscarme al colegio. Veloces, acortábamos camino por Gatemeyer, ilusionados con una rica merienda. ‘Mirá cómo se divierten los hermanitos’, se le animó un vecino un día poniéndola colorada y a mi furioso. Encima el mate lavado de Vicenta, arruinó la vuelta. Aunque esa vez para sacarme la bronca, Marta me consoló con un café con leche y unas torrejas aceitosas que rescató de la despensa.  Ya con mi abuela en su pieza, cambió el uniforme sucio por el top y una pollera. 

Aquel sábado 6 de noviembre , en cambio prefirió los pantalones. Quería impresionar a mi papá y ese era un modo de ganarse el respeto. Necesitaba mostrarse libre, independiente, emancipada. Después de meses me reencontré con él tras visitarlo en su casa de Quilmes, junto a los abuelos. Hablamos de fútbol, me contó de su paso fallido por la fábrica y prometió revelarme pronto su nuevo proyecto. No mucho más. 

La tarde del reencuentro en cuestión Manuel estuvo más discreto que su facha habitual. Ni el traje del álbum de fotos, ni aquel elegante sport de una particular salida que terminó por enloquecer a mamá. Fue el último verano antes de mudarnos de Quilmes a ‘La Casa de las Flores’ (como en Sarandí bautizaron al hogar gallego), cuando mi viejo me invitó a pasear con su  flamante bolita. Subimos y me encontré con una petiza simpaticona que no paraba de fumar. Si todavía tengo presente las carcajadas de la enana, fue más por la insistencia de mi mamá en conocer cada detalle que retener alguna conversación en particular. 

Discreto se lo vio en Sarandí, durante el evento familiar callejero, en comparación con la facha en sus noches de baile, el traje de la Iglesia o durante la luna de miel, según los registros atesorados por Martita.  Aquella playa ventosa, también fue testigo de un tipo con clase. “Monte Hermoso, una maravilla”, me reveló nostálgica mamá, a propósito de su primer y único viaje de casada. Sacando cuentas, yo también debería estar en deuda con el hoy desolado balneario.

Apenas lo vi llegar, crucé la calle a abrazarlo. La frialdad del beso que se dieron mis viejos quedó en segundo plano. Con algo de torpeza me señaló el pesado paquete animándome a abrirlo. Medía casi dos metros de largo y sonaba a metal. Jamás volví a celebrar un regalo como aquel. Con el tiempo comprendí que hasta lo más preciado puede hipotecarte la ilusión.



- ¡Un karting!, grité  

- Viste, el de Meteoro, se animó él celebrando mi euforia.

Pero la chapita que simulaba la patente llevaba el número 4. Me trepé y ayudado con el envión de Manuel, probé la sincronización entre volante y pedales. Volé hasta la librería de Liebana y giré antes de llegar al cordón. Entonces por primera vez la vi llorar. 

‘Cosa de grandes, no pasa nada, estamos charlando nomás, quédate tranquilo Marcelito’ ‘¿Te gusta el cuatriciclo?’ ‘ES UN KARTING MA’, respondí peleándola, distrayéndola. ‘Bueno, sigamos, sigamos Manuel’. se animó ella apurando el paso. 

Me puse a un costado tratando de captar algo. Pagarés, sonó por primera vez. Él prometió ponerse al día. Martita preguntó por qué y mi viejo relojeándome le soltó que nos quería. Mi amigo Edu cruzó Cucha Cucha, entusiasmado por vernos a todos juntos. Con una rara maniobra entre dos escalones, logré quitarme su vista de encima. 

-¿Otro país o Madryn? Ponete de acuerdo con la historieta. Seguro con la petiza. Qué te importa cómo estoy yo. En lugar de jugar al buenito, ¿por qué no tratás de contarle a tus viejos lo que vas a hacer’’.

- Pero vida, va a ser lo mejor para todos. ¿Le explicaste a la gallega?

- Problema mío.


Vida. Qué loco, a veces la llamo así a Julieta.



Recuerdo inmundo el olor de los Tres Ases. Los gritos futboleros bajando del viaducto. El sonido seco que frenó al pintón de su verborragia. La marca vergonzante. Su estática reacción. La mediavuelta veloz con mamá arrastrando al mac cuatro, cual changuito de feria y arréandome hasta Supisiche, mientras atrás papá dudaba entre seguirnos o caminar hasta la parada del 98.

Pasaron 18 años hasta volver a nombrarlo. ‘El rayo de tu padre’, era el ingenioso apodo que usaba mi abuela sin nombrarlo. Igual, cuando me llamó ‘rayo de mierda’ entendí los límites de su ocurrencia.

La vida nos reencontró en una pizzería de Quilmes. Aprisionado en sus titubeos y vocales cerradas, me habló de sus tres hijos y un matrimonio consolidado en San Pablo. Con veintiocho yo estaba en tiempo de descuento para el registro civil. 

‘¿Y por qué vas al psicólogo?’, indagó turbado. Me vino a la cabeza el Mac 4 pero no le contesté. Terminamos mi fugazzetta y salí. 

Mi mamá se volvió a casar, vinieron otros hermanos. Mi viejo murió en Brasil dos meses después que su padre. 

Tengo dos hijos. Los criamos con amor pero no nos entendemos. El mayor ahora está lejos. A veces, cuando se decide a visitarnos me pregunta por el último encuentro con mi viejo. Le digo que me hizo ir y venir por todo Avellaneda con el Mac 5. Que nos comimos todo en la San Martín. Que él y mi vieja se peleaban por ver quién me hacía correr más ligero. Fuimos felices salvo por un trueno. Pero lo superamos. Los tres de la  mano pudimos refugiarnos debajo del terraplén, llegamos justo antes de la tormenta, impulsados por el mismo viento.