martes, septiembre 03, 2024

Algo que perdí

 Toso. Cruzo Mitre y giro como un autómata hasta Belgrano. Sí, otra vez. No sé muy bien para qué. La lluvia hace su trabajo y confunde y el inconsciente se  amolda a ese acto reflejo que me lleva al mismo recorrido.



Ya van diez años desde que el laburo me devolvió al barrio. Y aunque me lo sé de memoria hoy no lo reconozco. 

Igual insisto,  me aparto sin querer de la máxima peronista - "de casa al trabajo y viceversa"- y supero la casa del Churrasco hasta llegar a la Iglesia. Veo hacia un costado y otro, pero nada. De pronto surge un repaso automático de nombres de amigos, novias, comercios, de vagos recuerdos y desencantos. También de logros efímeros. 

Como ya pasé decenas de veces por estos lados, supongo que el algoritmo del gps debe estar haciendo su trabajo.




Repaso cada cuadra con la mirada como buscando algún indicio de aquello que perdí y que ahora intento rescatar sumido en falsas certezas. 

Quizás como las del ciego bajándose de un bondi. Hasta que el perfume hace su trabajo para por fin señalar la izquierda o la derecha.  

Por suerte está el viaducto, nuestro norte. Como muro muralla acota y simplifica. Entonces en el repaso uno está acá, pero también allá. Pispeando un terraplén ya inexistente. Ni escombros de nuestra canchita palaciega. 

En cambio, el gigante que hizo elevar al tren por encima de nuestras calles ahora cuenta con su gris disimulado en múltiples colores para indicarnos que Sarandí puede ser melancólico pero no triste.

Retomo hacia la Avenida que nos gobierna, encarrilándome a la rutina. El viento de la esquina de la ex Ortiz continúa tan inconmensurable como en la infancia, pero faltan cómplices interlocutores para ratificarlo. 

Con ver volándose pilotos ya se nota.

Habrá entonces que volver a las noticias que a uno le competen. Alguna nueva víctima para Yanina Latorre, los eternos y fallidos retornos de Tinelli a una escena que hace años se le hizo esquiva. Flamantes romances de influencers, de pasiones breves pero faltos del glamour noventoso. Y no mucho más. 

Llego a la redacción con las manos vacías. Pienso en Bono y aquello de "todavía no encontré lo que estaba buscando" aunque presumo alguna certeza por descubrir. Sólo que eventualmente resulta intangible y no sé po el momento cómo podría nombrarla. 


2 comentarios:

  1. Anónimo9:10 p.m.

    No sé si soy yo, pero a mí derecha veo una construcción rosada que sonrie...

    ResponderBorrar

Reflexionemos juntos, no te inhibas y peleate conmigo y con la escritura.