lunes, julio 03, 2023

2 NUESTRO ALGORITMO


Llegaron puntuales al pub del barrio para cumplir con el ritual del mes. Sorprendentemente para Chocha, Ángela había largado las típicas faldas tubos por unos ajustados jeans que hacía sobresalir sus curvas. En cambio Chocha (seudónimo que aceptó a regañadientes desde la infancia para evitar ser reconocida como María Emilia), llevaba un vestidito más acorde con la estación. Floreado y suelto. 

- ¿Qué hacés piba?, lanzó la más primaveral ¿y ese pantalón?

- ¿No te gusta?, dijo Angie intercambiando dos besos, ritual compartido desde la adolescencia.

- Me lo compré en Mercado Libre. ¿Qué tal me queda?

- Bárbaro. Era hora de que largaras esas sotanas evangélicas.

Ángela sonrió, le gustó el pseudo piropo. Después no pudo evitar la situación para compartir sus sensaciones.  “¿Sabés por qué me lo compré? Hablando un día con Laurita le dije que quería cambiar mi look, estaba cansada de verme y sentirme vieja. 'Voy a elegir un jean bien roto, de eso que usan ustedes. ‘¿Te parece mamá?’, me frenó ella y entonces le dije 'Tenés razón. Mejor voy por un jean clásico, pero bieeen ajustado”. 

"Como este", sumó la amiga para dejarle en claro que seguía atenta la charla. Angie suele alterarse ante la primera distracción.

- Como este pero pará, ¿sabés qué me pasó más tarde? A la noche agarré el celular y lo encontré lleeeno de ofertas de jeans: Levis, Wangler, hasta un sitio ofrecía ‘By deep’, el de la Sarán ¿te acordás? Lo peor de todo es que empecé a temblar. Las manos comenzaron a transpirarme y entonces fui corriendo a la pieza de Laurita porque empezaba a bajarme la presión. 

“¿Qué pasa má? ¿Estás bien?, dijo mientras me llenaba un vaso con agua. “Nos espían Lau”, me animé. “Internet nos espía”. Tengo la casilla llena de publicidades con pantalones de todos los colores. Y mirá que yo no puse nada en google, eh”.

Ahí mi hija me calmó de una manera extraña. “Tranquila Señora Ángela”, así me llama cuando quiere acentuar mis años. “Son nuestros algoritmos. Las redes te cuidan y te ayudan. Te dan lo que necesitás”, me explicó. “Después vos elegís, qué es lo mejor para vos. ¿En qué te puede cambiar que te sugieran buscar una ropa mejor? ¿Vas a echarle la culpa a Macri o decir que el Estado se aprovecha de vos?”. Te vas a reír, pero con esos dos o tres comentarios me tranquilizó. 

A Chocha la anécdota le dio cierta ternura. Usuaria temprana en la web, vivió algunas experiencias similares que, por supuesto evitó contar. El té, la pasta frola y la torta de ricota provocó lo que parecía un oportuno silencio. Sin embargo, María Esther no pudo con el primero bocado. De golpe se puso pálida. La amiga no comprendió su transformación.  

-¿Qué tenés? ¿Está fea? ¿Querés que salgamos? 

- Estoy bien Angie, estoy bien. La detuvo la rubia y se lanzó a llorar desconsolada. Me acordé de algo, nomás.

- Contame.

- A mí me pasó algo parecido pero no fue con la ropa. Fue en una cita.

- ¿Una cita? Y no me dijiste nada.

- Sí, una cita por tinder. Me encontré con un tipo en Recoleta. Lo había visto durante una semana y no me animaba a darle like. Hasta que lo hice y después de 24 horas, nos juntamos en La Biela.

- ¿Y entonces? Yo no le veo nada malo a eso.

- Gastón, se llamaba, al principio todo un caballero. Me contó de sus negocios en Marruecos, de su refugio en Pilar. Todo perfecto. Hasta que tiró un dato, un detalle que me sacó.

-¿Cuál? ¿Cuál?, se animó Ángela extendiéndole otro pañuelo de papel, aunque su amiga ya estaba más tranquila.

- Nada, una boludez pero que no me pude o no supe manejar. De golpe, me tomó una mano y muy suelto de cuerpo me preguntó ¿Estás contenta con el encuentro? ¿Es lo que pensabas? ¿Estás chocha?

- ¿Chocha?, te dijo ¿Chocha?

- Sii, Chocha. Ahí, sin dudar agarré la cartera y el saquito rosa, el Dior del Unicenter, ¿te acordás?  y salí corriendo para el lado de Quintana.

-Te entiendo. Te entiendo. Viste que no es joda. 

- Y sí, mal que nos pese es verdad. Nos espían.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Reflexionemos juntos, no te inhibas y peleate conmigo y con la escritura.