sábado, diciembre 19, 2020

Un ascensor a la radio


 


Edito medio a las apuradas una nota sobre los 50 años de Almendra II y cuando termino la voz de Santiago Motorizado Barrionuevo, me transporta automáticamente a Que Mirás. Magia involuntaria de mi amigo Cappiello, que eligió 'El tesoro' como una de las cortinas y el acto reflejo dispara una notoria sonrisa. 

Ahí estamos él, Jorge y yo, soñándonos mosqueteros del eter, venciendo a la rutina, más por orgullo que por riqueza. Javier Mosh, como lo rebautizamos por ser el dueño de la radio y Gabi la operadora, se encargaron de darle un halo de alegría a estos momentos con ese espacio de los viernes a la noche en Escalada. 

https://www.youtube.com/watch?v=Jq57zqfqF6s

Hace una semana atrás, cuando nos reencontramos con el Capi luego de nueve meses, prometimos volver en cualquier momento. Pensar que en el estudio nos pisábamos, nos celábamos en el aire, pedíamos que Jorge se encaramase con alguna acotación y después nos dejaba lógicamente mudos y ridículos con su impredecible pero refrescante conocimiento, siempre con su mazo de infinitos ases.

Qué cortas quedan las palabras frente a los acordes de El mató un policía..., cuánta adrenalina en el regreso. ¡Y en la ida! porque la previa de preparar el programa era como una aventura salvaje. Ahí estábamos los tres proyectando el barco de Herzog en la selva, tratando de descifrar la cabeza de Pizarnik, repasando las escenas de memoria de cada nueva serie. 

O nada de eso, sólo sensaciones. Ahí está el maldito Prinzo humillándose y ridiculizándonos con su vaso alto de leche caliente en el bar de la esquina de Irigoyen. Dos o tres cuadernos con citas difíciles de leer en el estudio (por chicatos), muchos interrogantes como quien busca subyugar a la propia Sherezade del otro lado del dial. 

Y música, tanta como fuera posible. Sé que el Negro guardó celosamente casi todas las selecciones en una de las aplicaciones para próximos proyectos o caprichos nostálgicos. Sé que también pudo haberle hecho mal durante un tiempo, aunque tambien se volvió vitamina en modo calcevita. 

Sé que hicimos de nuestra mirada algo más que una pregunta prepotente, acerca de la mirada. 

Que quisimos salirnos de la norma con la prolijidad de quien debe asumirse responsable desde los medios, para contar lo que se le cante. Sé que el número tres trae inconvenientes, que la radio no nos dio guita, que la distancia representa la mejor excusa para enfriarlo todo. Que nos hartamos de cumplir con las "normas vigentes" para la caza de oyentes y seguidores en redes sociales. 



Fuimos hace cuarenta años (también los tres) mentores del programa  'Rompiendo cerrojos' en Radio Avellaneda; más tarde 'La calle de los sueños perdidos', en Lanús. Cinco o seis años después, George y yo corríamos el tren mañanero a Constitución para llegar a horario, más la fallida promesa de Marcelo a sumarse para llegar a Bernal a intentar una inexplicable resumen semanal de noticias los sábados...de 8 a 10. Hace tres ¿tres? llegó Qué Miras con el respaldo de los amigos en común, con una producción de lujo y una voracidad por triturar el aire y hacerlo resoplido. O huracán. O viento, qué más.

Acaso un día, como la piba húngara y su valija de Stranger than Paradise (Jarmusch) buscando a su primo en USA, sin el mínimo respaldo, este trío incorrecto reconvierta la habitación de una casa para hablar de lo que sea alguna medianoche semanal. 

Seguramente los responsables de este proyecto, cantaremos con los ojos cerrados y de memoria  emulando a Screamin" Jay Hawkins que 'Serás mía'  ('I put a spell on you'), hasta quedar afónicos, más potentes que el mejor gol sobre la hora. 

Y además con a sospecha de que, aún sin existir, la felicidad tiene algo de ese ritual radial.

 

https://www.youtube.com/watch?v=y9QVBmvALl0

   

1 comentario:

  1. Muy bueno. Extraño esos momentos y espero que encontremos otra oportunidad.
    Muy bueno esto, de veras.

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Reflexionemos juntos, no te inhibas y peleate conmigo y con la escritura.