lunes, agosto 14, 2017

Volá, volá

La primera impresión lleva a una conclusión de calentura: País de mierda. 
"¿Por qué no te vas a otro?", me sugieren desafiante. Y la frase me rebota como si fuera un pendejo en la calle, dale volá, tomátelas, raja de mi vista. 
Ya de madrugada reaparece en ese insomnio iluso del "lo damos vuelta", consuelo que no garpa para nada. Repaso la idea de ese camino a Ezeiza que no es más que un "si no te gusta jodete" transformándose a la vez en un "si no hay cabida, este lugar no es para vos", "borrate", "esfumate" y creo que el disenso es eso. 
En estas latitudes implica, consenso cero. 
Por un instante celebro que no esté mi abuela para que no tenga que padecer esto. 
Pobre la vieja que vio como su hijo se rajó un día sin razón (entiendo que no fueron cuestiones políticas) 
¿Y qué otra cosa le cabe a los hijos o nietos de inmigrantes que aprender a repetir tal experiencia, si esta tierra maldita o, mejor dicho, si los habitantes de esta tierra maldita, todavía no saben aprenderse las materias que dicen cobijar, convivir, cohabitar con los que son distintos?
Y cuál será la sangre de este lado de América que nos lleva aún a "no hacernos la América como los del Norte". 
¿Tendrá que ver con una indiada menos transera que los comanches? 
¿O con que el problema fue que nos soñamos Patria a partir de nuestros iluministas (Moreno, Castelli, Belgrano) para que luego eso termine deviniendo en una gran mentira?

Porque en definitiva, ninguno de nuestros héroes incluidos San Martín y hasta el vituperado Sarmiento, pudieron sobreponerse al embrujo de la Argentinidad. 
Los que sí zafaron son los de apellidos patricio. 
Y sus olfas, sus alcahuetes. 
Los de ayer que pintaron de sangre el sur. 
Los de hace un rato que clamaron el silencio es salud 
Y los de hace horas que siguen expandiéndose con sus tenues pero insoportables degradé en amarillo.

Yo vuelo, entonces, vuelo por ahora a mis refugios. 

Recupero mis autores, la bici, espero que el Sol del 25... de agosto se consolide para refrescar la pala y el zapín e inventarme la fallida huerta número 45 en el fondo. 
Y escribo. 
Lo que sea. 
Guerrero como Orwell, como Walsh. Y hago otro país, dentro de este país aunque a ellos no les importe mientras les pago los impuestos y cumplo. 
Por ahora.

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