viernes, mayo 26, 2017

Hay un nuevo Spike Lee y se llama Aziz (Dev)

Se rompe el preservativo y no se reprochan nada. Al contrario, googlean las consecuencias hasta decidir trasladarse a una suerte de farmacity para comprar la pastilla plan B. "¿Uber X o común? El X llega en 3 minutos, el otro en 12". -"X entonces". Y parten.  

    El padre de Dev le pide que tome su ejemplo a la hora de consolidar su relación amorosa, como lo hizo él. "¿Pero si tu casamiento fue un acuerdo entre familias?" A la hora de almorzar le propone a su amigo buscar las recomendaciones por Internet, finalmente después de leer a los usuarios, deciden comer tacos en un local callejero. "No hay más", explica el vendedor. "Lógico, tardaste dos horas en decidirte" En una accidental salida nocturna se encuentra con una crítica gastronómica que enseguida se subyuga con sus encantos.
La rubia, Claire Danes (sí, la de Homeland) parece insaciable hasta que Dev descubre que es casada y opta por marcharse.  
El enamoramiento y desencanto de una relación, los chistes, pero también los limites por pertenecer a distintas etnias, el hastío con las costumbres religiosas, mucha pasta y mucho restaurantes, los fallidos encuentros vía tinder, la estigmatización como actor a la hora de buscar trabajo, la lista podría seguir de manera interminable, pero lo que no parece detenerse nunca es el enorme talento de Aziz Ansari y su socio Alan Yang, en esta aplanadora sit com, liviana en apariencia pero profunda en su desarrollo. Amigos que en principio pueden parecer bobalicones, lo que no significa menospreciarlos o no tener en consideración los gustos ajenos. Planteos que lindan más interrogantes que conclusiones moralistas.


Si Fiebre de amor y locura o Haz lo correcto, repercuten como un cachetazo a lo aprendido (por no decir concebido) Master of None (algo así como experto sobre nada) es una cátedra en cada capítulo.
El tipo diminuto pero inquieto como el bueno de Spike, por ejemplo, después de separarse de su novia (crisis generada por él mismo), mudada ella a Japón ("Si me dejás voy a hacer lo que siempre desee, si no después terminaré reprochándomelo de por vida", justificó ella), viaja a Módena para aprender más sobre fideos y salsas. Realismo italiano, es el estilo que aplica al momento de filmar su historia durante la estadía.

Es que Dev tira guiños para todos lados. La reproducción de sus primeras citas, con diversas parejas contadas en simultáneo, es una ametralladora de pensamientos donde las frustraciones, la liviandad de las charlas y desenlaces, cuestionan subrepticiamente a la propia app de encuentros.
Primera generación de inmigrantes neoyorkinos, el hombre de la India, se desentiende a  medias de la religión y de los sacrificios de sus padres, pero enseguida, le quita a la historia de ellos el marco solemne para que pongamos los pies en la tierra, sin que esto signifique, minimizar las cuestiones de fe.


Aziz es tan generoso desde los guiones que en más de un episodio se da el gusto de salirse de la historia. En uno, por ejemplo, intercala los avatares de un portero latino, -forzado a colaborar (y hacerse cómplice) con los pedidos de sus inquilinos-, con una apoteótica conversación de una pareja de sordomudos en un local de ropa ("quiero que te ocupes de mi vagina"), grabada íntegramente en silencio para, posteriormente, mostrar la vida rutinaria de un taxista africano y sus hermanos, saliendo a disfrutar de una noche y divirtiéndose en un burguer berreta, después de ser rebotados en un boliche. Todos los de este capítulo, Dev incluido, terminarán en el cine, gozando de una peli de Nicolas Cage y un final impensado.
Como verán, los relatos de cada capítulo (no superan los 35 minutos) podrían sucederse hacia el infinito. Tanto, como las experiencias que nos ocurren día a día y que perdemos de vista, por no valorarla. Ese, a mi juicio es el verdadero encanto de Master of None.
Me quedo con una escena, después de una  noche soñada, con su amiga Francesca (tiene novio) de visita por NY, en una cena de lujo, con John Legend de anfitrión, la chica espera algo más de su compañero eventual. Turbado, Dev la deja en el hotel y, apenas arranca su remís, recibe el mensaje que él supo utilizar para seducir a sus muchachas de Tinder. Francesca, quien había dudado de su buen gusto, le dice: "envidio tu almohada". El hombrecito, se queda en silencio en el auto. La secuencia (plano fijo) es tan larga, como quien retorna a su casa. Aziz podrá ser maestro de la nada, para las marquesinas. Pero sabe mucho acerca del día a día.  

















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