martes, agosto 02, 2016

Salmos invernales

Concluida la semana vacacional, con poco que decir, mucho gastado y cero o +1 de disfrute, volver al ruedo (bah, sin viajar a ninguna parte es como no haberse ido nunca), la batalla cotidiana para sortear el denso cuesta arriba requiere, lógicamente, en algo más que ingenio o voluntad.

En lo concreto, mientras el trabajo se triplica y el sueldo no aparece (¿depositarán hoy?), yo me preparo para testificar (mañana) en un juicio de un ex compañero del yugo anterior, reorganizo la mañana con sendas y arduas desgrabaciones y reviso prioridades.

Así, hago una pausa con los conflictos adolescentes domésticos y cotidianos que no aflojan.
Sí, ya sé, hay que pasar el  momento y soltar. Aunque la angustia e impotencia - por descifrar "qué es lo más conveniente como padre al momento de establecer límites"-, superen con creces al invierno alsogarayano (qué tal esta licencia economicista, eh). Pasarlo se vuelve eternamente insoportable.
(Y atenti que no hice ni una sola mención a este bendito semestre)

Por lo pronto planeo un próximo encuentro con amigos del secundario para acompañar a otro en un baile (o cachetazo) divino, con el deseo de que la travesía que le toca no resulte ingrata. Despejo artículos viejos y refloto mi CV, ilusionado con volver a un arcaico rol docente y dejo la ilusión futbolera, a merced de los Moyano con el Rojo y de lo que el expansivo lobby de la AFA decida.

Con todo, hoy poco antes de las seis de la mañana, un sueño (que no pienso revelar) fundió gente de diferentes ámbitos en una conversación delirante, con final incómodo. Posteriormente, una imagen del presente de otro amigo y su difícil convivencia fluyó como un potencial relato literario (aunque el pudor interno por realizarlo, sea más fuerte) y una canción arcaica estalló como mantra, si no un mejor augurio.
Los Salmos Sapienciales (así la conocíamos nosotros, salmos, no libros).

Qué loco, el corrector automático no tira su típica línea roja para sapienciales, raro vocablo cuyo significado poco o nada significó allá en mis catorce años aunque siempre forzaba a un seguro patinaje verbal al utilizarlo:"sapianciales, sapienciales, bueno, los salmos, che".
Creo que en esto de hacer automáticos top five sobre "mejores discos del rock nacional", seguramente la ingratitud marketinera que llevamos dentro, podría excluir o relegar a la Biblia de la lista.
Pero reviso en la mañana fría antes de levantarme cada estrofa de los Salmos y entiendo que aquel disco con el Génesis, Las Guerras, por citar otros temans, nada tiene que envidiarle a las obras integrales de Zeppelin, Floyd y demases bandas pretenciosas.
De todos modos prefiero no ahondar en todas las canciones y continuar con esa que repetíamos hasta el hartazgo en la iglesia barrial.
Así también descubro que la métrica y el modo de cantarla de los muchachos que la gestaron, no lleva a forzar ninguna estrofa, al estilo León o del mismo Spinetta. Ejemplo "plegariá para el niño dormido" (sí, con ese tilde, ahí donde lo ves)

Guarda, no voy a desmenuzar verso a verso, eso se lo dejo a ustedes. No obstante de ello, hoy ratifico que aún en las malas, las buenas ("buenas y  malas son"), o aquellas que nos toque en suerte, algunos versos afloran o se cuelan como un mantra, cuando la cosa se pone densa.
"porque habrá siempre, tiempo de plantar y de cosechar, tiempo de hablar, también de callar, tiempo para guerra y tiempo de paz, tiempo para el tiempo y un rato mas"

Bueno, no más, argentinos, a las cosas, dejo la letra, dejo el falso balance de un período que no obliga hacer evaluaciones y quedamos sujetos al  próximo post.
Saludos


Libros sapienciales
De sol a sol
labrando tierra tendrás tu pan
todos los ríos van al mar
pero éste nunca se llenará
todos los ríos
siempre volverán a donde salieron
para comenzar a correr de nuevo
lo que siempre fue lo mismo será
lo que siempre hicieron repetirán
no olvidar
lo que ves ya se ha visto ya
tal vez un día lo sabrás
todo tiene un tiempo bajo el sol
porque habrá siempre
tiempo de plantar y de cosechar
tiempo de hablar, también de callar
hay tiempo para guerra y tiempo de paz
tiempo para el tiempo y un rato mas
buenas y malas son
cosas que vivo hoy
no es ésta tierra, no
sueño color azul
¿no es quizás que no se mirar?
¿Cuánto, cuánto hay a mi alrededor?
Más de lo que mis ojos pueden mirar
y llegar a ver
estas son razones que dicen que:
sólo sé
que sé querer
y que tengo Dios
y tengo fe
y que doy amor
y puedo ser
sé que en algún lugar
alguien me espera hoy
se que ahora tengo yo
alguien a quien buscar
¿No es quizás que ahora sé mirar?
¿Cuánto, cuánto hay a mi alrededor?
Más de lo que mis ojos pueden mirar
y llegar a ver
estas son razones que dicen que:
sólo sé
que sé querer
y que tengo Dios
y tengo fe
y que doy amor
y puedo ser


 
  

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