viernes, febrero 26, 2016

Vinyl, memoria del rock que ilusiona

Tenía que ser Scorsese, qué duda cabe. El que fastidia a la industria expandiendo las diferencias raciales, el que se anima a mostrar narigueteando a los artistas inmaculados, para el odio de los invesionistas y fomentadores de la imagen cool. Sharon y Leo, cunden entre muchos de estos ejemplos.
El de 'La última tentación', que tantos dolores de cabeza propino por igual a tanos y cristianos.
Bueno, con la venia (y el aporte de Jagger), el buen de Martín optó por Vinyl, acaso para traer al presente cientos de recuerdos que el establishment elige negar. Todas las verdades nacen desde hoy, desde acá.
Poco le preocupa al creador de 'El lobo de Wall Street', film cuya anécdota salpica al no Oscar de Di Caprio, sólo para dejar de hablar de los excrementos expandidos por la mierda financiera. De NY al mundo sin escalas. Solo el cineasta de Taxi Driver y quizás Spike Lee, lastiman cuando filman. Con esos golpes que en nada se parecen a los de Tarantino. Con todo respeto, Quentin es pura autosatisfacción para los hijos del sueño americano. Comics de lujo. Lamento desencantarlos.

El caso es que a Ricky, el dueño de American Century Records ("American cementery", según sus enemigos), no sabe cómo eludir lo inevitable. Se nota desde el principio, su reencuentro con aquello que más lo tienta. Sí, la blanca. Ahí, abandonado a su suerte, de golpe un torbellino de jóvenes lo arranca de su ocaso para llevarlo a un escenario improvisado en un edificio de cuarta (Cromañón). La banda que descubre sonando, reflota impensadamente su esperanza. Al parecer.
Con una compañía discográfica que seguramente a cualquier prensero de esta parte de planeta, le devolverá los mejores momentos de su apogeo. Con Robert Plant y el blues a flor de piel en este trayecto del italiano protagonista de la serie, de buen oído. Con una ex ¿gruppie?, como madre emancipadora.
Con la memoria de Woodstock y (aquí diríamos) "los años locos", Vinyl puede volverse una incógnita respecto de su destino, aún cuando ya se vaticine su segunda temporada. La serie que va por HBO, proviene como una brisa necesaria para quienes vemos en el rock, algo más que nostalgia o sueños perdidos. Con tanto desdén y silencio musical en el presente. Que Ricky logre recuperar su negocio y su buen oído. Martin bien sabe que él (y nosotros) lo merecemos.





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