Lo específico, en relación a los amigos, un debate que con el correr de las horas y los años, desaparece como todo sentimiento genuino, para dar lugar a lo verdaderamente importante, los amigos, decía, tienen tantos matices como etapas.
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Uno supone que estas amigables relaciones quedan emparantadas con un período si no edílico, cuanto menos onírico de esa vaga noción que nos queda de la infancia, o de esa fotografía mental casi sepia de un lugar, añorado u odiado, según los casos, pero nunca indiferente.
Otro tipo de amistad refiere a la escuela, el club, las aventuras adolescentes, bailes, viajes y salidas mediante. En tal caso, lo amigable se consolida por esa etapa de complicidad, de reírse de todos por nada, pero qué bueno fue gozar de esa instancia. Aquí, hay héroes y demonios, séquitos, cual sociedad de poetas muertos, cuya sensibilidad, sólo es bien entendida por quien vivió aquel momento y sabe, con lujo de detalles, cómo revivirlo.
Hay amigos que surgen de circunstancias accidentales, como pelear el día a día, en trabajos rutinarios o ingratos. Atravesar desenlaces de momentos trascendentes, como recibirse, sortear desafíos que incidirán en la vocación, o en el laburo. En tal caso el vínculo se consolida, según las horas y momentos compartidos. El desarrollo del sentimiento, será examinado por la distancia que surge al encarar otro laburo, otro proyecto y la voluntad del reencuentro.

He descubierto, con todo esto, otro tipo de amistad, esa en la que el destino no se parece al destino. ¿Cómo es esto? Bueno, uno podría decir aquello de que el lugar donde naciste marca, condiciona, lo mismo que los espacios que nos fueron tocando en suerte, tanto para desarrollar ideas, trabajos, momentos. Eso que los genes, las idiosincracias, las comunidades acomodándose según las posibilidades y circunstancias de desarrollo fueron juntando por obvio. Eso que explicaría, de algún modo, por que no hay tantos ricos amigos de verduleros, o gente de doble apellido, amalgamada a voluntades de hermanos de países limítrofes.
Ese falso destino que hace que nadie se mezcle por "gusto", "supervivencia", o clase social. NINGUN DESTINO, sólo orden preestablecido.

Esa amistad, es la que más o menos trasciende lo establecido, lo impuesto.
Por supuesto que uno crece en un marco, donde los más afortunados tendrán la chance de ser parte de todas estas experiencias. También la amistad refiere a dar una mano a los seres queridos cuando están en la mala. Dar compañía también en similares circunstancias. Estar en el dolor tanto como en la alegría Salud para todos los que, sueños mediante, comparten esta difícil, oscilante, pero necesaria y vital forma de la amistad.
*En medio de todo esto, no puedo evitar recordar Trainspotting, esa inteligente manera de destronar tantas odas a la falsa, acotada y dañina forma de la amistad.
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