En estos
últimos quince días, como nunca quedaron en evidencia cuán importante es saber
imponer reglas y condiciones en la agenda del interés social, a partir de la
comunicación. Así, se pasó del síndrome de hubris, a la política de la lástima,
la simulación de operación, el “no habrá cambio en las pasos a pesar de la
operación de Cristina” hasta las últimas recomendaciones de que “debe
mantenerse al margen de las cuestiones políticas”, o algo por el estilo, más o
menos si es que la presidenta pretende sobrevivir a la vorágine de quienes
predicen la deseada derrota electoral.
En el medio
el #fuerzalanata surgió para contrapesar al suyo, con una insólita internación
urgente a la Favaloro, seguida por el Británico y ensalzando el riesgo de
muerte del periodista de PPT. Misteriosamente repuesto enseguida para felicidad
de su audiencia obediente, el hombre volvió el último domingo, con un look más
acorde a las circunstancias clínicas. Los 3000 millones del banco mundial eran
una circunstancia y el no debate del presupuesto en EEUU, seguía ninguneándose
en la tele para no hacernos recordar al lastimoso papel del Grupo Aaah, en
2011.
Por suerte
para los exponentes y fervientes trabajadores del #bullying en cuestión, estaba
Cabandié. El pibe era pan comido en un debate donde de antemano sabía de la
buena disposición entre UNEN y PRO, así que sólo se trataba de acotar a la
negrada porteña, con este pibe de rostro rígido y dudosa posición.
Y ahí, la
sucesión de exabruptos, poco felices de la “Michael Jordan” de las contiendas
televisivas, hábil descripción de JPV, llevó a varios a pensar en volver a foja
cero o recurrir a opciones non santas para recuperar los votos obtenidos.
Sin embargo, el pedido de correctivo de Cabandié, les
devolvió el alma al cuerpo a los fervorosos expertos en viralizar cualquier
circunstancia detractora de este gobierno. La desafortunada, autorreferencial y
heroica descripción de Juancito respecto de la dictadura, tendrá un costo
enooorme para su carrera política y lo colocará en el lugar que los porteños
desean: más que hijo de desaparecido, debió ser hijo de apropiadores, figura
que aquellos que se jactan de la teoría de los dos demonios, prefieren obviar,
sin considerar que la situación de los chicos secuestrados entregados a los
persecutores de sus padres, supera holgadamente las secuelas del genocidio
nazi.
El último video explica en parte la impotencia del pibe. Mientras
en tres días se incendiaron dos conventillos en la Boca, que incluye muertos y
de los que nadie se explaya, el sospechado de la muerte de Araceli, huele a
exponente de las fuerzas, yo aprovecho el bullying de ustedes, para decirles
que Lilita tiene razón, los delitos no se heredan…en cambio, sí hay cuestiones
vinculares (doy fe) que se te impregnan en la piel y que hacen falta más que
varias décadas de terapia, para sacarse de encima esta cosa prepotente. Cabandié,
recuerdo, creció en una familia de apropiadores. Acaso, el sueño de
encontrarse, al menos simbólicamente con algo suyo, referido a la historia de
sus padres, resulte demasiado molesto, como para aceptarse (o sentirse
orgulloso, al punto del desgraciado y altanero exabrupto) En cambio, los Miara, los tipos que saben de
autoridad con sentido común, hoy escriben desde un dudoso púlpito. Incluso Vicky Donda, tratando de ser obstinadamente correcta, para quedar en sincro "del deber ser ciudadano".
Recordamos los saqueos duhaldistas del 2001, pero evitamos hablar de la orden radical o de la Alianza (señora Meijide, usted también debe crecer), que se cargó a varios muertos. La gente que reclama seguridad, cámaras éticas, más policía y hoy le da espalda al tema narcocanas rosarinos, por ejemplo. Los tipos que hablan de los nobles gendarmes (“son otra cosa”, ellos te cuidan bien) parecen comprender al siniestro “Qué tenga buen día”, coronando casi con sorna el tramposo filmador del diputado del FPV, después del largo amoldamiento y la camarita feliz) Acaso todo esto, justifique por qué un pibito devenido en diputado, va a merecer iguales derechos que los verdaderos derechos y humanos. (da para un debate más profundo, pensando en cómo desmontar la teoría de los dos demonios, sin que eso signifique santificar a unos, por la maldad de los otros, pero sí repensar qué decir frente a los casos de chicos que se quedaron en el medio de la contienda, léase, con familias ladronas de hijos montoneros o, como les gustan más a unos, despectivamente "subversivos")
Recordamos los saqueos duhaldistas del 2001, pero evitamos hablar de la orden radical o de la Alianza (señora Meijide, usted también debe crecer), que se cargó a varios muertos. La gente que reclama seguridad, cámaras éticas, más policía y hoy le da espalda al tema narcocanas rosarinos, por ejemplo. Los tipos que hablan de los nobles gendarmes (“son otra cosa”, ellos te cuidan bien) parecen comprender al siniestro “Qué tenga buen día”, coronando casi con sorna el tramposo filmador del diputado del FPV, después del largo amoldamiento y la camarita feliz) Acaso todo esto, justifique por qué un pibito devenido en diputado, va a merecer iguales derechos que los verdaderos derechos y humanos. (da para un debate más profundo, pensando en cómo desmontar la teoría de los dos demonios, sin que eso signifique santificar a unos, por la maldad de los otros, pero sí repensar qué decir frente a los casos de chicos que se quedaron en el medio de la contienda, léase, con familias ladronas de hijos montoneros o, como les gustan más a unos, despectivamente "subversivos")
“Estás acá gracias a la democracia”, cerró Lilita a su
oponente. Más o menos, la democracia, todavía no sabe qué hacer con esos hijos
cuyos vínculos se van armando de a retazos.
El tema sigue...
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