martes, diciembre 04, 2012

Europa sin tí (sin mí y sin nosotros)


Desde hace varios días pienso en Europa como la triste metáfora de nuestra falsa evolución. Porque detrás de todas las recetas que España e Italia, cumplen o intentan cumplir cuales alumnos ejemplares, sólo percibo una obstinación por mostrarse prolijos. "Ven, somos menos latinos", parecen decirles sus mandatarios a la buena de Merkel. Acaso, lo que no entiendan una parte de nuestros ancestros es que, con tal modalidad, seguirán condenados. No es el Euro y su sostén lo que pretenden financistas y correctivos mandatarios, es la seguridad, o cuanto menos, la convicción de que el viejo continente seguirá así, férreo, estanco. No ya en su simulada corporación socialista, si no en mandatos secretos y celosos similares a la postguerra. Porque la represión a las bondades del estado y sus beneficios no apuntan únicamente a deformar y limitar el desarrollo de sus jóvenes. "Se trata de que no nos llenen las casas de inmigrantes que vienen con ilusiones democráticas a incorporarse, a aprehender". En esto, hay semejanzas con Argentina. Aquí, cuando se habla de seguridad se piensa en tintes molestos. Los falsos latinos que fuimos y que aprendimos de la república española y de la generosidad tana (paisana, turca, etc.), ahora comprobamos cómo el ascenso social mérito a su fuerza de voluntad, pero sobretodo a la entereza de los inmigrantes sudamericanos, incide en nuestra pseudo sabia mirada europea heredada. Tenemos cosas en común, entonces, con la madre patria: la intolerancia, el miedo a los distintos y al ridículo. Pensar que las dotes repartidas por llevar un apellido, una manera cool de simular apertura cerebral se desgasta y decanta con los nuevos miembros del hogar.
Así, se hizo grande EEUU, pienso en esto de asimilar a cuentagotas y a regañadientes a los afroamericanos. Así, podemos hacernos grandes nosotros, con la garra de nuestros vecinos, todavía agradecidos por esta tierra bendita y trabajando para hacerla mejor (los caminos, las construcciones, la salud, la educación, se desarrolla con la voluntad de hermanos bolitas, paraguas, peruanos, etc). De hecho, los chinos (como decimos para incluir a coreanos, ponjas y todo referente oriental, con la voz despectiva que nos distinguen), ya son parte del barrio mérito a precios más cerca del Indec que del empresariado-shopping "nacional".
Acaso por esto, tengamos una pequeña y sutil ventaja con la tierra de los abuelos. Ellos, ya tienen bastante negando a quienes los bancaron desde la América (léase, granos de Evita, envíos familiares desde aquí, más las bondades Telefónica-Repsol del menemismo). Veremos si así como simulan apertura en el juego más lindo de la tierra incorporando cracks sin preguntar nacionalidades (el mercado y los goles eximen cualquier reflejo racista, si los equipos ganan), empiezan a vivir su primavera europea. Esa que ensalzan de los países árabes y que para los primeros ministros, son sólo reclamos aislados de gente caprichosa.



2 comentarios:

  1. Any Oldiron4:18 p.m.

    En estos días llegaron dos noticias relacionadas con lo que Usted anota, con su lucidez de siempre. La primera contaba que en España planean darle la residencia a quienes compren propiedades por 160.000 euros. De la burbuja inmobiliaria les quedaron 800.000 casas sin vender, además de las miles que tienen riesgo de desalojo. No sé si están atendiendo los problemas de los españoles en crisis, pero sí están abriendo la puerta de quienes puedan traer plata. Por otra parte, le darían la nacionalidad española a los descendientes de los sefaradíes expulsados en 1492 por los Reyes Católicos. Serían unas 250.000 personas en todo el mundo, que probablemente puedan aportar recursos a la Madre Patria que los echó. Yo soy prejuicioso, y dudo que también le ofrezcan esa posibilidad a los moros expulsados en ese mismo año por esos mismos reyes. Y guiado por el prejuicio me pregunto si creen que los descendientes de aquellos perseguidos judíos pueden haber prosperado, y por eso quieren que vuelvan. También puede que los descendientes de aquellos moros hayan encontrado petróleo en sus propiedades, adonde sea que hayan ido a parar. ¿Se les abrirán las puertas de España? ¿Será mucho riesgo dejar entrar musulmanes, no sea cosa de que sean revoltosos como a veces pasa en Francia? ¿Y si encima son pobres todavía, después de estos 520 años? Disculpe la extensión, pero tal vez acá pueda escribirse algo que no va a decir ningún funcionario europeo, o al menos español: las fronteras están cerradas, no queremos más extranjeros, ahora que si vienen con plata, y sobre todo si es mucha, son bienvenidos. Y los españoles pobres pueden ir buscándose patria, como los jugadores que no son tenidos en cuenta en sus clubes. Ya van a inventar una ley de desnacionalización europea. Que pase un buen día.

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    1. La idea de desnacionalización europea, resulta cuanto menos divertida, como pergeñar una de desargentinización. Pero después de que el cursor se encargara de borrar lo que escribí, resumo con que si Europa entierra su esencia republicana y sólo se soporta con sus monarquías insulsas (sólo EEUU superó la voluntad francesa con la sanata de la democracia), el viejo continente habrá abandonado la única argumentación que supo hacerlo gigante. Permítame compartir con ud. y con otros sus prejuicios a propósito de los sefaradíes y siguiendo con el juego de las especulaciones, la ley de desargentinización sería como renunciar a la tolerancia de nuestra infancia, donde el plato de la mesa llegaba antes que el invitado e intruso se sentara a compartirla, jugar con doce en la cancha era hacerle el aguante al que se quedaba mirando y los casi amigos acompañaban las rutas de las salidas, sin más confianza que conocer el apodo del "nuevo". Gracias por su inteligencia y seguir ayudándome a pensar y a agudizar mi sinrazón. Saludos.

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