sábado, noviembre 24, 2012

Te leo

Entre tanta mirada voyeur espiando los "acontecimientos" de los otros, esos que nos enmudecen en el fisgonear cotidiano de, vaya a saber qué nueva modalidad de incomunicación, yo extraño el ritual de compartir un texto, o un comentario. "Te leo", te digo,les digo o sugiero. "Y ahí voy con la voz cascada o irónica para referirme acerca de un párrafo al azar, descubierto en un libro, o en un diario. "Te leo", insisto robándote la atención de prepo, como quien acapara los sentidos ajenos cuando se está dispuesto a compartir una ilusión o lo que deja en la memoria el recuerdo de un sueño vago.
"Te leo", insisto, mientras cocinás, te peinas o intentás hacerlo con el cabello de tu hija, tenés ganas de dormirte, o no te decidís a mirar la pantalla con su falsa programación.
"Te leo", vuelvo y entonces, los dos nos despojamos del lenguaje y abandonamos nuestros destinos a lo escrito por ese tipo que hizo de su novela o cuento su peregrinación en el mundo y a nosotros, discípulos de su literatura.
Entonces seguiré hasta el punto final, no el del cierre del libro, si no el arbitrario, el que encierra la idea, el que concluye el párrafo para conmover, degustar la huella o sencillamente, satisfacer este presente efímero de las cada vez más necesarias, aunque esporádicas, bocanadas de frases, sentencias o musicales oraciones.

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