Tuvieron que pasar más de tres décadas para entender aquello de Serú...porque antes que Capitales pensados como caprichos urbanos clasemedieros, lo que jode siempre es el Capital. El y sus sortilegios de esquivar el sentido del laburo, de la convivencia, del compañerismo, de capacitar a sus dirigidos, de apostar al bien común, de pensar que el periodismo debe ser una tarea reveladora, que de luz a cuestiones oscuras, no como recurso extorsivo, si no como alternativas de pensamiento. Y mientras tanto, mientras arbitrariamente se decide quién se va y quien se queda, surge el doblepensar georwelliano (el de Big Brother, claro) como mera oxigenación del ideal vocacional. Doblepensar para ratificar que se está vivo, aunque se note poco, o al patrón mediático, buitre aledaño si los hay, poco le importe.
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