sábado, febrero 11, 2012

Hay otra canción

Hay una novia que en las piletas de Ezeiza se embola cuando escucha "Alma de diamante".
Una caída del flaco en Obras que demora su última salida de Kamikase,
justo el día que aún sin democracia, el músico contraoferta al público sugiriendo a León como presidente.
Hay una letra, Fermín que en mi limitada inteligencia me preocupaba, sin entenderla demasiado.
Dos reproches, a Fito y a Charly. Al primero por desentenderse de Lalala 2, al otro por coquetear, o histeriquear mucho y no intentar superar la barrera del "Rezo por vos".
DEMASIADOS EGOS. DEMASIADO BUSINESS.
Están sus anécdotas con Vilas y esa potente sociedad promediando los 70, que dejo ese disco en inglés para intentar rescatar.
Las ganas de entender a Artaud, para ver si éste supera al maravilloso vinilo de tapa verde.
La aseveración y el encanto hacia Foucault, a través de nuestro bendito 'Tester de violencia'.
Hay otra chica que me acompaña al velódromo para un recital "chiquito" pero memorable. Ambos no sabemos tanto de Luis, sí que nos gusta.
La veo, la leo y la escucho a esta mujer, ahora desde mensajitos, por teléfono y en casa, llorando en sus diversas formas, por la pérdida.
Tenemos una grabación perdida de Saverio cantando a los 4, 'Durazno', impuesto por uno, con la prepotencia de querer marcarle algún camino.
También el fugaz intento de tocarla en la guitarra, aprendida por un maestro folklorista de Bera que me ayudó a hacer fácil lo imposible.
Pasa por mi mente, aquel muchacho de barrio, de apellido menos glamoroso y hoy escritor, obstinado en imponernos su voluntad de demostrar que Spinetta es suyo y sólo suyo.
Hay una canción que me apropié, entre varias, "Quedándote o yéndote", que resurge en mis caminatas solitarias del alma.
Está el mito de que se cambió la sangre dos veces en el exterior. Que probó todo, que se adelantó a todos.
Mi desconfianza hacia Pappo, por su canallada con la guitarra obsequiada, allá lejos.
Los puentes amarillos,las uvas viejas del placard, las hojas y el viento. El tajo pronunciado entonces en voz baja, "llevamos la falopa" (reconversión de 'Rutas Argentinas'), las preguntas sobre el devenir por "cuando el arte ataque".
La rivalidad inútil por el bicolor. La extraña indiferencia hacia Andrés. Mi reproche por Angeloz y la celebración de recuperarlo del gorilismo, con su sentada en el Rivadavia, junto a Néstor.
Sus argumentos memorables e irreproducibles (literalmente hablando, pero necesarios), acerca de la luz:
 S: Y bueno, vos sabés lo que significa cuando nacen tus hijos. Ahí comenzás a comprender la idea de infinitud. 
MP: ¿Y si a pesar de tanto esfuerzo descubrís que no existe nada más?
S: pero Mario, esto te pasa porque no confiás en la infinitud del amor hacia tus hijos.

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