lunes, agosto 02, 2010

Brunch literario

Pasó más o menos una semana de adentrarme en los secretos de la segunda parte de la vida de don Antonio. En las primeras ciento y pico de páginas supe cómo el tipo tuvo que lidiar con eso de hacerse escritor profesional, sobrevivir a  los editores, al peso de esperar lectores, a las recurrentes borracheras propias pero esencialmente las de su esposa Lynne - una galesa intensa, suicida, libertina y varios adjetivos más- terrible testeadora de la constancia de este pobre y "buen marido". Los bardos judiciales a los que se sometió por elegir dar vida en la ficción a una señora de su entorno, la intensidad de un viaje a Leningrado (de donde salió la recomendable 'Miel para los osos'), las trampas para hacer llevadera su supervivencia (por ejemplo vender los libros que recibía, luego de reseñarlos para un diario, a una librería de usados). El desprecio de los escritores británicos de entonces, el reconocimiento de los norteamericanos como una invitación a la mudanza, las reacciones diversas por 'La Naranja Mecánica',  fracasos yrecord de su espíritu prolífico al momento de terminar sus novelas, siete en menos de cinco años, nada mal. A lo mejor tiro un par de sus citas para que después no digan que uno es egoista en estas cuestiones del paladar mental.

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