martes, julio 27, 2010

Tesoro rescatado

Después de cuatro años, creo, por fin cuento con la segunda parte tan preciada de la autobiografía de Burgess, casi homónima a este blog y que disparó la ilusión de una escritura sin redes ni rodeos. Aprendo, apenas inicio la lectura de "Ya viviste..." (el codiciado libro) que don Antonio apostó a hacerse escritor profesional para encontrarle un sentido y una motivación a su supervivencia comercial. Se sabe aquello del tumor o la enfermedad mortal que sirvió como estímulo para una vocación concreta y nueva. Sus vaivenes en el amor, las dificultades con los agentes editoriales para ganarse un espacio, pintan un relato interesante. Mientras leo esto, en el 159 de regreso a casa (intercalando con una relectura de la primera parte), voy masticando esta idea del esfuerzo (y el costo) por obtener el preciado tesoro. La verdad es que me hubiera gustado que esto hubiese sucedido no a mis 46, si no mucho antes. ¿A los 16? Entonces intercambiando la experiencia del viejo con el Negro Capi, pero el libro todavía no había sido publicado y don Wilson seguía vivito y coleando, a pleno goce de las mieles de su Naranja Mecánica. Quizás mejor a los veinti largos, entre caminatas por Callao, con Jorge como siempre paciente escucha. O María tanto o más experta de la vida del hombre que un servidor. Acaso el Turco Tangir se hubiese entusiasmado con las razones del católico y anarquista de Manchester, aunque dudo que sus argumentos terminaran por convencerlo a que escriba la novela que siempre negó.
A cambio de todo eso, Youve had your time, se volvió un objeto fetiche, que celosamente guardado, alcanza para ser disfrutado como una copa bebida a escondidas, como un secreto madurándose para salir a la superficie, como un sueño recurrente aunque difícil de explicar.
La vida de Burgess ya está conmigo. Y sus buenos consejos para empezar a aplicar.

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