jueves, julio 22, 2021

Palo: Sangre, cántaro y belleza





 Qué mierda todo, vengo de visitar a Andrea la vecina, después de llevarle unos cupcakes que hizo Catalina a modo de agradecerle un flan que nos hizo por el día del amigo. Todo parece bárbaro, ella mateando, su padre Negro, jugando a la escoba con su amigo, tienen más de ochenta pero son dos chicos. Y de golpe Crónica cuenta que se  murió Palo Pandolfo. Me siento incómodo, tengo ganas de irme, puteo, puteo sin más y vuelvo a putear. Hace diez días por wsp me invitaba a su último espectáculo y uno colgado no pudo ni responder.

Ya no está más el tipo que aprendí a conocer gracias a los alumnos del taller de periodismo allá por el 92. Los visitantes para mí, fueron la última gran banda de rock de acá. Sé que iban a verlos a un boliche que se llamaba La Luna o algo parecido, pero desde 'Ella vendrá', pasando por 'Playas Oscuras', 'Sangre' para luego seguir con la 'Rutina Caracol', 'Canción Cántaro' y no sé como veinte temas más entre sus covers y demás, se esfuman en un instante por la puta muerte que se chupa a un par, un referente, otro de los nuestros.

A Palo lo vi de telonero en Ey, el disco maldito de Fito, era lógico, el artista más alfeñique que Páez era como nuestro Robertito Smith porteño o de Villa del Parque, ponele. La energía que irradió ese día relegó la pose del rosarino después de sus canciones referidas a la muertes de sus tías y no se qué.

Escribo o vomito como me sonaron algunos de los temas de Pandolfo, aunque soy consciente de que cada uno de sus versos suenan más a trabajoso oficio, antes que catarsis. Dicen que comandaba un grupo de artistas ¿malditos? que de la nada aparecían en boliches para treparse a taburetes o mesas, directamente y recitar lo más hermoso y dañino que les fluyera.

En Perfil, el diario, lo escuchábamos todo el tiempo, una y otra vez. Tal es así, que con Majo García Moreno adoptamos "canción cántaro" como nuestro mantra, como un deseo hecho posta. "Canción cántaro", nos mensajeábamos en los cumpleaños, a contramano del pase y no vuelta, como una felicidad contagiosa.

Y no escribo más. En minutos juega el rojo y Palo, como León y Andrés también es/era/fue amargo. En el idilio de pensar un Independiente recuperado, los veía a los tres cerrando un show en el Libertadores de América, después de que el Kun lograse convencer a los Gallagher como teloneros de lujo.

Ahí está el narigón, de voz grave pero amable "saludando y pateando la mirada del dolor". Esa que no me salió pero sentí al confirmarla en las putas noticias.

Salud Universal Maestro. 


2 comentarios:

  1. palo, los visitantes y el taller de periodismo de adrián de paulo: todo tatuado en el corazón

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