domingo, mayo 03, 2020

El germen de BB Y BCS

En esto de ir de adelante para atrás (comenzar con Better Call Saul y seguir con Breaking Bad) hay un denominador que se impone y es la capacidad de sus mentores de apelar al magnetismo del narco y el delito para, en realidad, hablar de otras cosas.


Y ahí están Caín y Abel con Chuck y Jimmy o por qué no el siempre complejo vínculo Padre-hijo entre White y Jezz. La guerra de los sexos (y la habilidad) de Saul con la que hasta la quinta temporada resultaba un mix de nerd-ingenua Kim o el matrimonio desmoronándose o reconviertiéndose de Walt ySkyler.

Pero ambas series también refieren a temas sociales y cotidianos, ahí vemos los pobres vándalos exponiéndose por dos mangos. La magra salud pública, con una obra social acotada (el caso de Hank, sirve de ejemplo) y la guita de la merca como salvoconducto de todo.
Y uno comprende que se puede lavar con un negocios de lavacoches, restoranes, pero que no es tan sencillo como parece esto de que te sobre la guita y dibujar los ingresos (salvo que tengas un gobierno cómplice que autorice blanqueos).


Ahí lo tengo a mi vecino carnicero, viendo potenciales chorros cada vez que un morocho se le cruza por su local y lanzando loas en favor del posible lugar de comidas de su esquina. "¿Viste que bien', llevan como seis meses pintando y arreglándolo", comenta con elogiosa emoción.
Ahora en plena cuarentena, le están limpiando la cara al restorán que todavía no tiene fecha de apertura.
Y lo veo a Gus despreciar el conocimiento de Heisenberg. Lo contrata porque sabe que tiene cáncer y se aprovecha de las debilidades como quien cuenta con una moneda de descarte.
Eso sí, como todo poderoso, odia que lo superen con el conocimiento, o con el sentido común. (Recordar a Walter explicándole por qué ciertos aromas lo remiten a la infancia) o Pinkman, acusándolo de inmoral porque sus empleados usan a pibes para vender y matar gente)

En el caso de Better...a priori uno entiende que Jimmy es un desastre, inescrupuloso, algo kitch o directamente berreta. Pero el tipo, se entrena con el ciudadano común.
Se nota en ambas series.
Tipos destruidos o de mala vida, el populacho (¿la negrada?), gente que no podría tener acceso de defensa con el buffet HH&M (o Cúneo Libarona, ponele), algo que también intenta copiar a último momento su amada, después de renunciar a Mesa Verde, ese sueldo seguro que le permite sobrellevar su profesión con cierta holgura.
"¿Querés los casos delicados? Ahí tenés", le tira un colega dentro de una oficina que bien emularía al Proceso de Kafka o a cualquier tribunal porteño, sin literatura y con su consabida burocracia de expedientes encarpetados.
¿Entonces, en todo esto qué representarían los carteles?

El cuco, que es lo extranjero, lo ajeno que viene a imponer nuevas reglas, a decirnos que los placeres están en otra parte (o adentro de las pequeñas y vulgares cosas, como los cristales) Que la buena, el goce de Alburqueque no se agota en el sueño americano. Aunque sí lo verdadero es el billete.

Que ya está, que no hay nada nuevo que ese maná que viene del sur a pudrinos, a emputecernos a cambiar el orden...
¿Qué orden?

Gillian y Gould deben tener alguna respuesta.
Si no, correrán el riesgo de volverse tan yankis y funcionales como Tarantíno o el mismo Scorsese y su insólita última línea reaccionaria de El Irlandés.

Probablemente esto suceda. Quizás en esto de buscar señales más profundas, un salvoconducto que sea menos egoísta e ideológicamente más comprometido. Desde acá uno se ata a descubir algún gesto que se salga de lo previsible. Como en su momento, montoneros intentaban vanamente creer que en el rechazo de un pañuelo de Estelita Martínez al brujo, se habría una hendija que alentara su blanqueo (sí, ya sé, me fui al carajo)

Como si al final de ambas historias desarrolladas en el desierto, uno pudiera sostener que Saul-Jim y Walt son tipos antisistemas pero honorables.
Por ahí, quién te dice...





 

2 comentarios:

  1. Me gusta tu analisis prolífico acercando Abq al segundo cordón industrial. Excelente!

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Reflexionemos juntos, no te inhibas y peleate conmigo y con la escritura.