martes, enero 30, 2018

Pino en enero







Sólo la muerte de un pino, acalla la abstinencia de palabras. Si lo miran bien, el título del gordo Soriano "A sus plantas rendido un león", va como piña. Por eso, días atrás, su imagen me remitió a la cacería de nuestro miserable Garfunkel o del ex rey español. "Figuretti", soltaron en casa por la última instagram, conmigo con cara de tujes, después de haberlo hachado el pasado domingo al mediodía.
¿Pero qué se podía esperar?
Uno puede jactarse de plantar un árbol, no así de arrancarlo. Aún sigue quieto, incólume esperando santa sepultura.
Que algún bicho, que el clima no ayuda, que las raíces...vaya a saber qué determinó su destino.
¿Mala vibra?
También.
Si hubo una casa con diez pinos, ésta hoy sólo puede jactarse de contar con el cadáver de uno.
Pero a no quejarse, hay devolución. "Ahora son miles de pinos", reparó en el detalle el amigo Javier, a propósito del enjambre de sus ramas.
"A mí me gustan los pinos de invierno, bah, el sonido que te deja dando vuelta por la noche", revela un vecino carpintero que por casualidad pasó observando al difunto para compartir su parecer, vaya a saber uno a partir de cuál recuerdo musical. En qué circunstancias, especulo.
"Desubicau como pino en enero", sería un aforismo gauchesco preciso.
O como Siberiano en Bera (zategui), quizás.   
Habrá que hacer laburo fino o el que venga pa' despedirlo.
Como echando enero.

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