Extraño mundo el de Jim Jarmusch, no?. No hay familia, no hay comunidades,
ni siquiera hay enemigos notorios y curiosamente en sus películas, si algo
tienen en común es la ausencia de odio.
Sí en cambio hay diversidad, muchos si no todos sus personajes provienen
de ámbitos bien distintos y así y todo, conviven. Si uno pudiera pensar en un
denominador común de la producción de este director se daría cuenta que desde
Extraños en el paraíso, siguiendo por Una noche en la tierra, bajo el peso de
la ley, permanent vacation y hasta flores rotas, aún sin amistad, ni vínculos
fuertes, todos pero todos comparten una circunstancia que parece irrepetible.
Y no necesariamente trascendentes, ahí tenemos a los tipos que se
suben a un taxi, a Bill Murray buscando el reencuentro con un viejo amor ¿a
quién no le pasó? Gente que se reúne eventualmente en un bar, como en Café y
cigarrillos y tres sujetos que deben vivir por circunstancias de la vida dentro
de la misma celda.
Y con todo esto, todos sobreviven.
Si hasta en los amantes nunca mueren, uno de los últimos films donde
una pareja de vampiros sencillamente se aburre de su arte y de la eternidad parecen
amorosos, hasta siendo dañinos a pesar suyo.
Y como tal mundo no existe, como tanta diversidad difiere y mucho
de los barrios que imaginó, por ejemplo Spike Lee, uno se siente partícipe.
Es más, comprende que salvando la distancia, la vida es algo
parecido a lo que filma el canoso.
Entonces como espectador se disfruta y mucho el pucho que se fuma
desde la pantalla. Y si me apurás, la copa de sangre que se toman los novios
cuasi góticos también es tentadora.
Si hasta dan ganas de agarrar el auto olvidarse de todo y mandarse
con amigos a un lugar inhóspito similar a un lago congelado, o aunque sea a
Chascomús de madrugada.
Eso es Jarmusch, un director que te muestra personajes cotidianos
y a los que les crees. A diferencia de Trapero y otros que filman y eligen
tipos comunes para actuar, Jim te deja en claro que desde Winona Ryder, Jonny
Depp, Waits, Iggy Pop, Murray, Cate Blanche o Benini atraviesan una historia
que podría ser la de cualquiera de nosotros.
Dan ganas de definirlo a este director y a su trabajo, porque se
parece mucho al pariente que uno hubiese querido tener. En medio del insomnio
se me cruzó una idea sobre Jarmush y llegué a la conclusión de que es lo más
parecido a un anarquista humanista.
El ve un mundo de tolerancia. Te toca la que te toca, entonces, en
el durante, trascendela, disfrutala.
Si fuera así, flor de paraíso, no?
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