lunes, abril 10, 2017

Polo, en la vereda de enfrente del periodismo


Mientras transito la interesante biografía de Fabián Polosecki -cómo olvidar las interminables horas de edición de Irene Bais, esposa de mi amigo Tealdo, revisando una y otra vez el material de El Otro Lado-, redescubro una descripción más sobre esta profesión que tantos amamos, por lo que no queda otra que compartirla.
Aquí "el rescate" de Montero y Portela, autores del mismo:

"Nosotros tenemos una credibilidad distinta porque usamos otro código. el otro día vi un programa sobre las villas miserias donde la amplitud del conductor llegó a decir que ahí había delincuencia, pero también gente trabajadora. Eso es lo mismo que no decir nada, en toda caso es establecer un prejuicio más amplio, más democrático pero no te dice nada", explicó Polo.

Por eso y desde el principio, Polo intenta pararse en la vereda de enfrente del periodismo, de ese periodismo prejuicioso de mirada rápida y análisis vagos de sentido común, de investigaciones sin profundidad y repletas de datos tergiversados para cerrar la hipótesis inicial, la que se prepara en el estudio antes de sacar la cámara a la calle, esa que construyen los sabios de la prensa que jamás abandonan el aire acondicionado de sus despachos y que piensan que todos los oyentes matutinos de la radio tienen auto y trabajan en una oficina. Por eso y desde el principio, Polo define a su programa como un ciclo de "aventuras culturales", alejado de los parámetros del periodismo tradiconal, más conectado quizás con el lengujae documental: "El periodismo en televisión se maneja con una estructura prefabricada que es una ficción en sí. Los conductores periodistas están sentados, se visten y hablan de una manera más o menos determinada. Es una puesta en escena. Si bien el programa tiene elementos periodísticos, yo lo entiendo como un espacio de aventuras culturales. Cultural no en el sentido de hablar de libros, sino entendido como la forma de vida y los gestos propios de un pueblo. Eso lo reflejamos bien, de una forma divertida y con emoción. Son otros códigos que sirven para obtener información: uno siempre está buscando una de las formas de la verdad. Siempre querés eso, y no tiene que ver específicamente con la noticia o con la actualidad. Esta ficción que creamos contribuye a buscar la verdad", definía Polo en ese agitado 1995. Tiempo más tarde, ampliaría esa definición. 

"Ponemos la ficción al servicio de una mayor realidad. Prender una cámara es empezar a transitar un camino quei tiene que ver con la búsqueda de la verdad, en un sentido amplio"
El visitante en la pantalla de ATC no sólo era la continuidad de un lenguaje televisivo original, instaurado ya a partir de El otro lado, era la imposición de una mirada estética propia, la de un tipo que desnuda con su trabajo las miserias de un periodismo funcional con todo, menos con la verdad, y a esa farsa que se vende todos los días como lo real "le ofrece una propuesta que intenta sostenerse desde un marco diferente: sin prejuicios, sin apuros, sin "a prioris" que condiciones (como tendría que ser el periodismo, en definitiva)
Despues de todo, podría decirse que el programa de Polo nunca fue "antiperiodsitico", sino el más periodístico de todos. El anti-periodismo es el que practica la prensa argentina desde mucho más que una década atrás. 
Tanto tiempo después de la salida del aire de los programas de Polosecki no hace falta una mirada demasiado atenta para darse cuenta de que proyecto estético domina hoy los medios en nuestro país, pese a esfuerzos aislados que se hicieron para intentar ofrecer otra mirada. Y en ese sentido la discusión en torno al criterio de "verdad" que suele manejarse en los medios de ecomuncación es uno de los dehates más interesantes que se desprenden dele trabajo de Polo, donde lo que surge no es una crítica vacía, sino una propuesta repleta de fundamento y que se basó siempre en su propio producto: El Vistante era una propuesta alterantiva, era un "cross a la mandíbula", contra la Television Argentina de los noventa y no sólo a partir de las virtudes de Polo como entrevistador. Ya en otros tramos de este trabajo hemos intentado desmenuzar estas características propia que hiceron del ciclo un representante inequívoco de una vanguardia dentro de la teleivsión. Pero vale destacar este momento, el incio del tercer año, como el punto de inflexión en el que se afianza de forma definitiva la mirada estética que tiene Polo como marca registrada.



Consideraciones para no perder de vista en una etapa que, a pesar nuestro, tiene ganas de volverse noventosa.

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