"Umbrío por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo, no se halla
hombre más apenado que ninguno.
Pena con pena y pena desayuno,
Pena es mi paz, y pena mi batalla,
Perro que ni me deja ni se calla,
Siempre a su dueño fiel, pero importuno.
Cardos, penas, me oponen su corona
Cardos, penas, me azuzan sus leopardos
Y no me dejan bueno hueso alguno.
No podrá con mi pena mi persona,
Circundada de penas y de cardos.
¡Cuánto penar para morirse uno!"
Miguel Hernández;
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Reflexionemos juntos, no te inhibas y peleate conmigo y con la escritura.