martes, septiembre 20, 2016

El imperio, la república, nosotros, ellos, matar

Mientras los colegas se acomodan en el amplio puff otorgado por este confortable gobierno de alternativas periodísticas que espanten cualquier posibilidad a la crítica o a la sospecha - léase resucitar a José López, invocar a la justicia para sumar otra estaca al pasado reciente o apelar al drama carniceril a fin de recuperar la moral por mano propia y...sin culpa- yo me cruzo con el maestro Rivera y su libro "Hay que matar"
Y mientras Mauri propone desdramatizar con el tema Malvinas y se jacta de la justicia global del nuevo imperio (feliz de pertenecer de nuevo), leo como el viejo escritor de se la vio venir.
No es una circunstancia circular, si no los males en El Sur del Sur, que nunca terminaron de irse....


Argentina, por los años en los que Byron Roberts fue comisario de policía en El Sur del Sur, vendía carne y lana al reino de Gran Bretaña.
Es decir: Argentina que le vendía carne y lana a Inglaterra, se las vendía al mundo civilizado, y no tanto, desde antes de que los ingleses escribieran, en libros de gastronomía, las primeras y austeras recetas que les dictaba su protestantismo.
Es decir: el reino de Gran Bretaña era el mundo civilizado, y no tanto.
Inglaterra era el ferrocarril.
Inglaterra era el telégrafo.
Inglaterra era el vapor.
Inglaterra era un reino democrático, sin apelaciones a la letra de una Constitución.
Es decir: las mentiras, en Gran Bretaña, no se escriben ni se juran.
Argentina es una república: eso se sabe.
En El Sur del Sur hubo un imperio. Y se conoció por los nombres de las cabezas de ese imperio. Cabezas no coronadas porque, se sabe, la Argentina es una república.
Las cabezas de ese imperio eran uno de los nombres de la riqueza.
Eran el nombre de El Sur del Sur.
En nombre de esos nombres, los jueces y los policías, los doctores y los maestros, ultrajaban, curaban, enseñaban.
Los pobladores de El Sur del Sur tenían escritos sus destinos en los libros de contabilidad del imperio.
Generales y almirantes, soldados y marinos, porteros, torturadores, giles, saludaban la bandera de la república en las fechas patrias. En El Sur del Sur - dicen las lenguas viperinas- en el día en que se conmemoraba el matrimonio de las cabezas del imperio.
El imperio no se disolvió: tiene otros nombres, más impersonales. Pero todavía dicta la ley. Todavía mata.

*Estracto de 'Hay que matar' (A. Rivera)

Y sumo un par de tuits compartidos, referidos a otros estractos del hombre en el mismo libro.
Saludos.
#andresrivera #hayquematar "Byron se dijo que tierra y animales y casa no le interesaban. Eran una trampa que no quería tenderse a si mismo.
#andresrivera y en particular su libro #hayquematar con vastas definiciones para el deleite: "Reconozco una patria: mi caballo"

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