viernes, julio 01, 2016

nuestro tarifazo

Andaba con ganas de escribir sobre el fin de la infancia, es más ayer mientras la lluvia de la casi medianoche se adueñaba de mi caminata dejando atrás del colectivo, pensé que una situación tan poética hoy parece perimida. Ergo, fin de la poesía, ergo, fin de la infancia inocente.
Pero bueno, realidad mata o condiciona sensibilidad y la decena de amigos que se solidarizaron después de que hice saber mi tarifazo de metrogas, me llevó a suspender las preguntas existenciales acerca de versos y metáforas.
Lo primero que me vino a la mente cuando amigos, familiares, colegas e intrusos se horrorizaron por los 2600 mangos de la factura fue el clásico y consabido verso para situaciones críticas "te acompaño en el sentimiento". Después creí injusto englobar a todos los seres queridos que quisieron hacerme no sentir tan solo con la desgracia de este cambiemos y recapacite con el sensato y bueno si nos pasa "somos nosotros".
Esta frase, usada por hinchas (¿y barras?) rojos, tampoco se cuadra con los solidarios facebukianos.
Utilizar la patria es el otro, a esta altura no es muy políticamente correcto y dejaría afuera a quienes sin compartir sentimientos militantes, hicieron todo lo que estuviera a su alcance para no dejarme robar por el ministro Aranguren.
Entonces opté por otra palabra, lejana, acaso de mi prehistoria religiosa, descartando patria, otro y nosotros: Próximos. El temor a ser los próximos de la lista arbitaria podría asustarlo a usted lector amigo, si ya no se vio antes afectado. Pero lamento decirle que el vocablo que se coló desde antes de escribir estas líneas no refiere a futurología si no a distancia. Ser próximo, para mí, sigue siendo ser prójimo.
Entonces aprovecho después de aburrirlos y agradecerles a mis queridos amigos, conocidos, familiares, cómplices prójimos/próximos. A no sentirme tan solo en este baile. Si no todo lo contrario.
Ahora sí, a seguir hurgando con poesía, infancia y demases utopías.
Saludos.

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