
Y ahí, en las piletas, la veo a María Rosa Yorio y con inconsciente desparpajo del falso sabiondo, se me ocurre soltar que la mina es rápida, "medio trola", me jacto de mi información con mucho de prejuicio, aunque poco conocimiento de causa (¿habrá nacido así mi vocación periodística?).

Alma de Diamante acarició el regreso y no me pregunten cómo pero estuvimos de vuelta.
Aquella primavera se mezcla con otras en Parque Pereyra, uno de nuestros destinos favoritos del secundario (más que Palermo), regresos de vino y en camiones que entonces, comprendían a los pibes sin guita para el colectivo. O con trenes con horarios acotados, después de mezclar a los Beatles y Sui Generis con gambetas de gastadas número cinco.
Las hormonas nos daban tantas o más vueltas que las canciones que repetíamos, empezaba la nueva estación y la ilusión de que otro mundo iba a ser posible, ahí, al alcance de nuestras manos, casi como ese gesto torpe por acariciar los pechos de la chica en cuestión y el interrogante si sería devuelto con un manotazo o con el esperado chupón.
https://www.youtube.com/watch?v=RtRuRA1rqvo
https://www.youtube.com/watch?v=1nPSww8qCUs
https://www.youtube.com/watch?v=_IdfJxHQIrE
https://www.youtube.com/watch?v=4cpUsDPQw_E
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Reflexionemos juntos, no te inhibas y peleate conmigo y con la escritura.