...seamos justos, no es el único responsable, pero últimamente percibo este mensaje unívoco: "que tus sentimientos no se excedan los 140 caracteres". Y así, como hoy considero que JPFeinmann pifió la crítica respecto de Tinelli (el de los culos, es más 2010, este en cambio se acerca más a "cuánto te dura la fidelidad a tus palabras, o mejor dicho cuánto te dura la coherencia) y que Marcelo fue ensamblando un modo de comunicarnos, con el hecho de interrogar, cuestionar permanentemente al otro (en una situación desigual, claro, el otro que te cuestiona y te dice lo que debés hacer no es ni más ni menos que el poder), twitter pensaba (para no apartarme del eje de este post), reivindica el maltrato como nuevo lenguaje.
Por eso, además de levantarte y ver por enésima vez a Josétehacho el auto, como para encender el fueguito de la bronca, la cosa sigue con el clima (o los noticieros dándole un marco casi policíaco a la meteorología), para frustrar la salida al mundo, las avenidas recargadas, el subte, blablabla.
A esto hay que sumar que en este marco se suceden las cosas mientras los puteadores ex cibernautas, devenidos en obvios, burdos, malechosos, se jactan desde sus flamantes lanzamientos applenianos, para lanzar el rosario que los redima de la maléfica inseguridad, del cepo patriótico que los inhibe, etc, etc.
Entonces, vas a un local y te tratan para el orto, si pedís algo insólito, qué se yo, una librería y consultar algo tan complejo y rebuscado como un libro de crónicas de viajes. "No, te lo debo", sueltan los ocupados y blanqueados vendedores, fastidiados por arrancarlos de su nada. Sí, ya sé, probablemente el "tenés un libro sobre crónnicas de viajes", para quien te escucha supera los 140, pero bueno, así estamos.
Una forma nueva de vivir.
Continuará....
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