En tal sentido, me parece inoportuno, lo digo aunque mis colegas ideológicos me contradigan, celebrar los 30 años de democracia, como si nada. Algo así como la contracara del estado de sitio de De la Rúa. Quizás después me pueda equivocar, pero no son tiempos de Disneylandia. Es más, para mí Diciembre debería ser el mes de nuestras pascuas. De reflexión de obligar a hacer algo por los demás. Acaso esas imágenes de paquetes inmensos navideños, con la riqueza bañada de nieve en disidencia a nuestro calor insoportable, hace que este mes signifique una tortura. Ni que hablar con las dificultades para juntarse en familia o con amigos, con poca guita, falsos proyectos, menúes obligados y vacaciones "andá a saber dónde y si pinta". Porque más allá de los krispados, los que celebramos como podemos, vivimos las navidades así. Abiertos al brindis con los vecinos, cañitas, algún asado y a otra cosa. Los otros se van a Punta. Y los desesperados, tampoco pueden desaprovechar la chance de imaginar un shopping a su alcance. Más si son los custodios de la vida quienes los promueven o motivan.
"Ven allá donde están los chinos, allá después de las ocho, no queda ninguno de los nuestros". ¿Qué es ese mensaje si no una explícita zona liberada?
Hay que aprender de las derrotas, no hay que pensar que el sentido común primará siempre, sobre el impulso bestial e interno que nos domina. Y son muchos años de paranoia, de goteo mediático. De desconfiar en el otro. El otro día pensé incluso, pedirle a mi amigo Saborido, que con Diego hagan una declaración de principios para sacar definitivamente del aire a Micky Vainilla. "El odio fue más lejos que nuestro despreciable personaje", era el argumento que imaginaba en boca de Pedro o Capusotto.
No me animé a llamarlo y sugerírselo. A veces pienso que, fiel a mi generación, llego siempre tarde. Incluso con esta clase de recomendaciones.Ahora me queda esperar que Cristina se ilumine y en esa varita se acallen los odios, los levantamientos extorsivos, los piquetes lúmpenes, la canchereada wachiturra y los nazis palermitanos buscando villeros con su gps hdp.
Diciembre, siempre recuerdo, fue el mes de la llegada de Jesús, en ese entonces, también la mano venía jodidísima y, como pueblo católico, aún pagamos los abusos y descontroles de entonces. Quien te dice que María y José, aprovecharon la choza o el descampado y zafaron esa noche con el morfi ofrecido de sus amigos saqueadores.


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