viernes, abril 30, 2010

Recuerda que un guerrero no detiene jamás su marcha

La curita en el rostro, no favorece a la clásica estética nbaense con máscaras al estilo Ironman o Terminator. Todo lo contrario, Manu se parece a un deportista de estos lares, más preocupado por seguir dando pelea que por el buen semblante. Y así fue, ayer el flaco narigón dio cátedra de grandeza. Rústico, generoso, exquisito cuando hace falta, tiempista. Sobretodo eso. Ayer le dio cátedra a su técnico poniendo el freno justo. Ginóbili es un buen espejo donde reflejar algunos aspectos positivos de nuestra esencia. ¿No será mucho? Ni idea, pero la voluntad de dar pelea, aceptar las reglas de juego internas y externas (unas que lo relegan caprichosamente al banco, otras que lastiman sin piedad por aquellos que deben preservar su salud), batallar como sea, con garra, espíritu, corazón, en soledad o en equipo, alcanzan para denostar la picardía criolla, los consejos ventajeros, la pobreza berreta.
Aguante Manu, nadie mejor que vos para emular la voluntad kamikase spinetteana, esa que ennoblece y nada lo detiene.   

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