Abro twitter, leo ‘QEPD’. Se murió Pino. Y con la noticia se me vuelven los ochenta y pico. “¿Tango del país?”, dice un coro de adolescentes que refiere al descubrimiento del cineasta. La película del tipo de pelo raro y voz potente (anque prepotente) me partió la cabeza. Aprendo la palabra exilio, no ya como castigo, si no, paradójicamente como reivindicación. Gente que baila y que rescata “un país que te enseñe (¿o ayude?) a vivir”. Ese país, es el París que hoy lo despide por Covid-19 y que cobijó a Solanas durante su no tan ensoñador exilio en tiempos de la dictadura.
Y
está la bella Toscano, luciendo y afectándonos el pudor con sus “dos hermanas”,
parafraseando a Fito. Y pienso en este tipo que tira mil mensajes y que no es
radical, sino un “atípico” peronista.
Y
hay mensaje y magia en ‘El exilio de Gardel’. Su poster me acompañó durante el
piso estudiantil de soltero. Pero ‘Sur’ fue otra cosa. ¿Si a mí no me gusta el
tango? Me digo, entonces cultor de Charly.
¿Pero
por qué este chabón me trae al Polaco y me obliga a descubrir a Goyeneche? Casi
que lo disfruto. Debe ser por esas estrofas. “Vuelvo al sur, como se vuelve
siempre al amor”, canta el hombre. Y Solá que es el protagonista y en ese
entonces la rompe (en el cine, la tele y en todo lo que encare) acepta laburar
con Pino que uno todavía no termina de sacarle las fichas.
Y
mientras el cine nacional suma ‘El arreglo’, ‘Darse cuenta’ o ‘La historia
oficial’, este tipo en su delirio va por los finales abiertos y esperanzadores.
“Soy
del sur”, ratifica El Polaco y yo interpreto que le habla a este bruto que
desde acá elige ‘soy’, como poniéndole la propia aldea a todo.
“Y
sí, me convenzo, Pino le habla al suburbano”, especulo en modo Pappo.
Y
pasa todo tan rápido y está todo a flor de piel y uno quiere saber más.
Y
encima fue pareja de Chunchuna y padrastro de ¡Juana Molina! Si hasta debe
haber sido un buen padrastro, especulo que conozco un poco del tema, con el
defecto recurrente de idealizar familias ajenas.
Y
le hace la campaña publicitaria, austera al Turco y con eso más la columnita
finita de Verbitsky en Página pienso que nuestro voto por el riojano no puede
errarse. Y descubro ‘La hora de los hornos’ y los años de Pino en los setenta y
veo que así en la conflictividad, el tipo trata de sacar algo hermoso de sus
años (y nuestros) de mierda.
Y
en ‘El Viaje’ de Quiroz, hay un pibe que se pregunta y busca como quien busca a
su padre. Y la peli ya no gusta tanto y se vuelve gris, acaso porque el loco
Agresti comenzó a tomar la posta.
Y
se pelea con el Turco y pasa el tiempo y cambia más declamación por menos
rollos de cine. Y se va con Chacho, creo, o se corta solo. Y arma su partido. Y
con Bonasso se pasa a la vereda de enfrente de Cristina cuando los K comienzan
equivocadamente a achicar más la mesa de la confianza.
¿Y
qué está haciendo Pino con Lilita? Y es hermosa su mujer, eh!! ¿Y lo balearon
viste? (creo que fue antes, mucho antes) Y la pandemia lo tiene convaleciente
afuera, en París, su París. Que ya lejos, de la noche a la mañana se volvió
nuestro, sin saber una puta palabra de la tierra de de Gaulle y Mitterrand. Y
fuerza Pino, “pincharrata sos”, le dije a él sin que lo sepa a modo de
reproche. Y me pregunto qué habrá sido de ese afiche luminoso que se debe haber
caído de la pared, como se cayó mi juventud.
Y
en ese casette donde el Polaco de Sur, alternó con Silvina Garré, hay un país o
“un tango de raíz”. Y el Sur “con mi deseo, con mi temor”.
Desde
este Sur que es el mío, pero también el tuyo, Pino te saludo.
Eso
sí, antes se me aparece el Gordo Troilo que rescataste el de “mi barrio es así”,
el de “Quedate ahí”.
Quedate
ahí Pino, descansá aconsejo. Aunque con vos, tan inquietantemente irreverente,
nunca se sabe.
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