Hasta
el momento hay algo que los distintos algoritmos no pueden controlar y es mi
gran habilidad para acertar con precisión maestra, la canción próxima a sonar.
Lamento
si a Uds. no les sucede lo mismo, pero es así. Si pruebo con uno de Keane, ahí
estoy certero con el primer tema del sistema azaroso de mi equipo. Es una
cuestión de micro milésimas de segundos. Como quien no quiere la cosa te tiro:
"Black Burning Heart" y ahí sale al instante. Querés
"Mmmmmm" de los Crash Test Dummies y lo consigo con perfección de
relojero.
Y
no todo se ajusta únicamente al inglés, ni a bandas de "poca monta",
para el mercado. Si quiero emboco "Gaviotas", de Andrés en El Salmón,
"Tu Laberinto", de Liliana Vitale o "Media Verónica"
versionada por Aznar (o 'Si llega a ser tucumana", también interpretada
por el ex Serú).
La
lista de mi puntería incluye Portishead, los Socios del Desierto, el disco Ma,
de Florencia Ruiz o la reciente "Milonga del Adiós" de Isabel de
Sebastián. Sin descontar Él día después, de Frenkel, Playas Oscuras, de los
Visitantes, etc. etc, etc.
El
secreto no depende del modo de ajustar la tecla del vetusto equipo en suerte.
De hecho, las manos rugosas pueden poner en riesgo esta cuidadosa pero sincera
hipótesis. La falta de tacto, en este caso pasa por la piel, antes que por el
ingenio mental.
Sí,
debo decir que el caso se ajusta al CD (no lo probé con mp3 de compus, ni
bluetooth, aunque tengo mis reservas con esos hijos dilectos del mundo
Job-Gates) Claro que no hay gran secreto en todo esto. La base pasa por salirse
del mainstream impuesto. Remitirse a temas que estén guardados celosamente en
el alma de cada uno, que conviven con cada travesía, durante nuestro descanso,
al momento de subirse al bondi o al auto. Si la canción está latente y después
cuando te sentás a escuchar música o poner algo para pasar la jornada, vas a
ver que la efectividad irá in crescendo.
Por
momentos supongo que esta dinámica podría ser aplicable a diferentes emisoras,
especialmente Aspen o Rock&Pop (en concordancia con el viejazo) pero error.
Ahí sí sos rehén del algoritmo. No hay magia, sino un estudio pormenorizado de
tu falsa selección natural, si te encontrás ante el Gran Hermano Éter.
Por
eso, hagan la prueba, practiquen, elijan aquellas melodías memorables, letras
que salen como piña de memoria, estribillos que irrumpen en nuestra psiquis
para cantarlos desde la nada. Después hagan play random. Aquellos que intenten
destronarme sepan que aquí los estaré esperando.
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