miércoles, marzo 09, 2016

Para ratificar la finitud

El pibe que se hace llamar Pela, pide respeto, una y otra vez. Deduce una pareja de enamorados. Ofrece pañuelos de papel. Al tipo lo llama médico, por el color de los lompas. Médico, enfermero o algo así. Sandy, a ella. De golpe improvisa un paso a lo Michael Jackson. Y yo lo veo tan pibe como el que supo ser. Revela que vive ahí en la plaza, con los suyos. La guita lo deja conforme, se nota que escabia. Con esta vida se entiende. Para cualquier cosa, acá está el Pela, para servirles. Extiende el puño, el nuevo saludo que se inventó la calle, acaso con tanto kilometraje de mirada sobradora o de asco. Un nuevo saludo rapero que no contamina y que los caretas (¿como uno?) como esa falsa pareja de enamorados, puede superar.
El tipo se va sin ganas, le gustaría charlar algo más. Pero como no se le ocurre nada, baila a lo Maikel para atrás. Arranca otra sonrisa, entre el hastío. El Pela es auténtico. "Que Michael descanse en paz", suplica.
"Que Michael descanse", le devuelvo, pensando en las debilidades del rey del pop.
El tipo vuelve a lo suyo, con su billete. La pareja a sus preguntas y sombras. Y uno al laburo.
Un día más, un día menos.

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