martes, noviembre 02, 2010

Y sí, llora

Se le cae un mechón del pelo y con él, parece disimular la angustia, la impotencia. Sabe que la miran, la miran los miles que le dieron el pésame, pero también aquellos que no ven la hora de esa lágrima que ratifique por enésima vez su sufrimiento. Llora y aunque se resistan los desconocidos pero voceros de siempre, se ve más linda. Morocha argentina, que le dicen, la Cristina se acuerda de su compañero, de los pibes, dice que el país los quiere, los necesita y me pregunto por qué, salvo en campaña, nadie le dice a los jóvenes que son importantes. Debe pensar en sus pibes, ella también los necesita. Viuda joven y a la antigua mirada, uno supone que con tanto odio, con tanta mierda, pero sobretodo, con tanto amor al compañero, que Cristina estará condenada a la soledad eterna. No habrá ninguno igual, supondrá y esperará otra y otras batallas, que lógicamente en el país de los miserables, aparecerán.
Breve, logra que las lágrimas y la síntesis la preserven. Ahora, tras su cierre, las rapiñas seguramente se lanzarán a twittear. El viento sureño del fin de semana, parece lejano. La pelea, inútil en apariencia, hará su gimnasia desestabilizadora. Las palabras en cadena, quedarán grabadas en la memoria y en youtube. Los testigos se encargarán de regodearse en esa terapia emotiva que Cristina resistió, pero sabe imprescindible para agradecer un nuevo mensaje social. El suyo y el nuestro. Allá ellos y su pulsión berreta y dañina.

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