sábado, junio 05, 2010

El corazón de un periodista

Las cosas que quiero mis hijas, el trabajo oscuro que hago, los compañeros, el futuro, los que no obedecen, los que no se rinden, los que piensan y forjan y planean los que actúan, el análisis claro, la revelación de lo escondido, el método cotidiano, la furia fría, la alegría general que ha de venir, un día la gente abrazándose, la pareja en su amor, la esperanza insobornable, la sumersión en los otros.
Las cosas que odio que desprecio la traición, la estupidez, Frondizi, la televisión, Jacobo, los yanquis de la Esso o los ingleses de la Shell porque estos hijos de puta son cuñas del mismo palo, Bernardo Neustad, los mercenarios, los discursos de los generales, las turritas y los pavos de la publicidad oliendo a la colonia que mata, los comunistas del partido, los falsos profetas de la izquierda acalambrada, la camiseta peronista, el bigote peronista, el odio de los oligarcas, la cultura de La Prensa, la senilidad de Borges, la convicción de Gleyzer o de Aizcorbe, los que matan a la gente, los torturadores, los farsantes, los radicales del pueblo, sobre todo si son jóvenes y una lista inmensa inalcanzable que se podría tratar de perfeccionar.
¿Qué hago yo con todo eso? Empiezo a juntarlo y empiezo a mirarlo empiezo a estudiarlo empiezo a ver si se deja escribir. Y si no se deja mala suerte será como la primera nenita que no se dejó cuando yo tenía ocho años y ella tal vez seis. Porque si no es sobre eso no vale la pena escribir sobre nada". (Rodolfo Walsh)

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