domingo, junio 17, 2018

Paterno

Además de numerosos y sentidos saludos dedicados al día del padre, recibí un video de esos "emocionables", con Miguel Angel Rodríguez emulando a su suegro, Minguito. Clásico de nuestra teve, guiado por la mano del hijo del Ruso, el recargado ícono humorístico de una época destacaba la importancia de honrar al padre en su día.
Sabía de los golpes bajos y de la búsqueda por "conmovernos a todos", del texto y sus recursos. De anteñmano, tenía más que claro que con Mariano Iudica y otros exponentes de ese elenco en el piso, no iba a permitirme que el efecto provocado surtiera efecto. Sin embargo, lo vi hasta el final. Opté por reenviárselo a mi hermano, quien lógicamente se mofó de mi gesto "Ahora te gusta Sofovich...", tiró buscándome hacer calentar. "No, me atajé, te lo paso para que lo compartas".
La segunda opción, demandante, chicanera, fue querer reenviárselo a mis hijos. Pero no.


Apelé a la falsa sabiduría de salir un rato a caminar por la laaarga manzana de la hoy abandonada y puesta en venta fábrica de Ducilo, para pensar sobre el asunto. Estaba dolido por la falta de respuestas de los vástagos, durmiendo, como dice el manual del adolescente medio.
Y para que no duela, me jacté de pensarme buscando ideas trascendentes cual Steve Jobs en sus travesías, según su biografía, ilustrativas y gratificantes que ayudaban tanto para vislumbrar el primer e-pad como la mejor forma de rajar a su segundo.
No inventé nada nuevo en esa hora y pico, pero constaté que la voz del falso Minguito no era la de un hijo, si no la de un papá que esperaba ser valorado desde algún lugar. "Está con tus hijos", decía a la cámara consejero. "Saludalo en su día, vos que lo tenés", escupía con el golpe bajo más efectivo. Blablabla.
Aprendí a crearme corazas en relación al rol (de hijo, claro) desde muy chico. Como antecedentes, sabía que tal función reflejaba ese margen donde la madurez dista mucho de parecer sabiduría. Basta recordar la durísima "Padre Padrone" para entender que ser adulto no significa contar con las mejores decisiones.
Vagamente guardaba en el rubro otro antecedente, del amigo Kusturica. "Papá se fue en viaje de negocios" me calzaba justo. El mío, sin embargo, nunca volvió. Al promediar los minikilometrajes de la jornada, entendí que debía llamar a mi padrastro y saludarlo en su día. Fue el padre que pudo ser y que pude tener. Aunque la lista de reproches pueda resultar larguísima.
Ven, es más fácil hablar del padre como hijo, que como idem.
Es que en el fondo, todos sabemos que el padre es quien debe cargar hasta el final, el sentido de la derrota, de la ley de la vida. Todos, absolutamente todos, comprendíamos que quien había decidido acompañar a su hijo irlandés en la condena, terminaría mal. Esa es la marca de En el nombre del padre. Lo mismo con esa suerte de papá medio animal que visualizaron los Taviani.

En definitiva, ¿no es Darth Vader un padre que merece la muerte? ¿No resulta Edipo un conflicto sin solución? ¿No son las cartas de Kafka la mejor metodología de incendiar a su progenitor?
Reviso la historia de algunos amigos y veo que aquellos a los que la vida nos unió, hicimos de ese vínculo un nuevo imaginario. Nada es porque sí. Si madre hay una sola, padre significa el que se quiera tener.
Habré pensado esto alguna vez. Algo así como los relatos. Como la relaidad. Pensé en eso, decía, y vi que muchos "de los míos" los perdimos rápido. Porque se fueron antes, porque murieron, por hablar poco, porque nunca están, porque no tenían idea de cuál es la mejor construcción sintáctica para ofrecer, o cuál el pensamiento más preciso.
Tengo una teoría sobre el destino compartido, por ejemplo, de mis compañeros de secundario. Estoy convencido de que más que ser perito mercantil de una escuela media en Avellaneda, a la mayoría de aquel entonces nos juntó el infortunio que llevábamos desde casa.

En ese sentido, asumo, admito, informo a mi en este rol, el de padre, el propio, cumplir con todos los requisitos (formales, amorosos, etc) aún no me ayudó ningún atajo.
De eso se trata, te dicen en terapia, de comprender que nada tiene que ver lo que te tocó vivir, de lo que les pasa a tus hijos. ¿Y el afecto? ¿No es uno merecedor del cariño? Sí, ya sé, me estoy haciendo el Minguito. A veces creo que la distancia sirve para fortalecer el rol. Hacete el papá que quieras tener, suelto, pensando en una y otro vástago. Pero no, "hay que estar". Y uno quiere estar, aunque no haya voz ni voto.
Me parece que me debo un par de vueltas más, para llegar a una mejor conclusión del sentido paterno. Feliz día.










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