lunes, junio 11, 2018

Campeón en las derrotas


Me levanto como siempre a dar vueltas con el zapping inconducente de programas futboleros. Mate que se enfría y hoy es más lunes que nunca. Me detengo en la piba contándole a Pablo Ramos alguna de sus poesías y cuentos. Emociona. Ya lo tiene me digo. Encontró eso que en mis cincuenta y pico que comienzan a hacerse largos todavía no descubrí. 


Entonces se sucede una catarata de derrotas que justifiquen mi anomia. Creo ver durante los últimos días o meses el fracaso o entumecimiento de la escritura. He perdido o postergado el deseo de viajar. Fracasaron también varios encuentros. La capacidad de sorpresa ya no conmueve tanto. Han quedado pendientes las cuestiones amorosas. Me estoy quedando sin tiempo. Con los amigos ocupamos las palabras que la contingencia nos permite. Me voy sintiendo cansado sin hacer demasiado esfuerzo. Las imágenes vivaces se vuelven clichés. El paladar negro suena a metáfora a recuperar o añoranza de un juego que es ajeno.
Se ha quedado dios en el camino, pero también las luces del pensamiento. El sistema va recreando enemigos que son viejos conocidos. Ahí tenés a Nicaragua y México desangrándose en simultáneo por PPT y TN. Bienvenidos los advenedizos rojos a una patria, necesitada de hacer del ciudadano el enemigo común.
No les conté pero ayer me paró gendarmería a pedirme los documentos del auto. Imagino que se volverá costumbre. Hasta que te canses y viajes en bondi, hasta que te canses y la SUBE agote su crédito, hasta que te canses y camines más lento. Hasta que te canses y te gane el invierno.
Soy campeón de las derrotas, lo dice este post que intenta desempolvar un blog adormecido.
La piba escritora, Larralde, se llamaba, enunció en tres líneas la mejor versión argenta de Carver y justificó la mañana. "Me llamaste después de dos años, mientras estaba en la calle con un filet en la mano", o algo parecido, describió. Ya lo tiene, me dije. Y ya lo conté aquí. Después Ramos, para el cierre de su programa, presto a extinguirse por Canal Encuentro (NdelR: quizás la emisora se apague primero y con ella al ciclo se lo lleve puesto) le propone un juego a la escritora, que se pregunte algo que faltó en la entrevista y que ese algo sea sincero. Ella lo intenta, se conmueve, pero calla. "Guardátelo, estuvo buenísimo", comulga él, gentil. Discreto.
Después del programa salí a comprar huevos y manzanas, hay que poner orden en la mañana. Enumeré todas las derrotas y desaciertos del último mes, para adentro claro. Campeón de las derrotas, autotitulé. Una razón pal regreso. 

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