jueves, marzo 18, 2010

Entre tantas noticias huecas.

La abuela ensimismada en sus caprichos. Elige pagar para ser escuchada. Sí, un poco de limpieza en casa, alguna sábana, pero la obligación de tomarse un par de mates con ella. Tiene cosas importantes que decir, que dejar;  el tiempo y los recuerdos son vitales para su existencia.
Nosotros, apurados, encima, creemos que se puede oir y hacer varias cosas a la vez. La abuela paga a la señora desconocida y celebra su ritual como último. Después vendrán otras vecinas, los nietos, los biznietos concientes del precio de la visita. La tele, los dramas, las últimas novedades de la actualidad, entorpecerán la atención y su relato. Igual, no existe multimedio que pueda acallar los 92 años de experiencia.

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