Allá por el '89 estuve en Jujuy. Me pregunto por aquel pibe que me recitó el siguiente poema de Fortunato Ramos, referente de la Quebrada. Me acuerdo que había grabado sus palabras. Después aquellas expresiones me remitieron en diferentes lugares a esta infancia. Todo sigue igual, parece. Ah, la imagen es de cualquier lugar.
Yo jamas fui niño
mis espaldas anchas, mis mùsculos duros
mis manos partidas por el crudo frìo
sólo ocho años tengo, pero no soy niño.
Detrás mis ovejas ando por el cerro
y cargau mi leña bajo hasta mi puesto
a soplar el fuego, a mismiar mi soga,
y no tengo tiempo para ser un niño.
Los años caminan y todo es lo mismo,
moti, sal con lechi son mis caramelos,
mi juguete un chivo o el perro ovejero,
poco tiempo tengo, pero no soy un niño.
Mi avón de juguete es un cuervo viejo,
mi camión un burro de trotar muy lento,
mi amigo, es el zorro que roba mis cabras
y es todo mi consuelo de poder ser niño.
Mi rostro es de viejo y mi andar de agüelo,
mis callos partidos por piedras del cerro,
mi poncho rotoso por el fuerte viento,
todo eso me dice, que no soy un niño.
¡¡¡Y no hay reyes magos,
no hay Dìa del niño,
jamás tuve suerte
de poder ser niño!!!.-
Fortunato Ramos
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